Carles Casagemas. L'artista sota el mite

Hay leyendas negras que se ennegrecen aún más con el tiempo. Si hoy leemos que un tipo dispara a su pareja y luego se suicida, condenaremos otro caso –el enésimo– de violencia de género. Pero si el agresor y suicida era un amigo íntimo de Picasso, y el genio malagueño, con cierta mala conciencia, lo toma como tema principal de su periodo azul... estamos hablando de un episodio no sórdido, sino romántico y típico de la bohemia finisecular.
De Casagemas nos atrae la leyenda. De su obra, poco se sabía. Y lo que ha conseguido Eduard Vallès, comisario de la muestra dedicada precisamente "al artista bajo el mito", es aislar, o contextualizar dentro del discurso de la historiografía artística, el papel breve pero brillante de Casagemas.
Estamos hablando de una muestra con siete óleos y treinta y un dibujos, un total de trece obras inéditas. De un artista que comenzó por el simbolismo modernista, por cierto romanticismo, que descubre la obra de Joaquim Mir y la "colla del Safrà", la denuncia social y la 'canaille' menestral de Isidre Nonell y, en 1900, a Picasso.
Casagemas es un hijo de buena familia y culta, con un problema hacia el sexo femenino. No se sabe bien si se trata de impotencia, de imposibilidad psicológica para relacionarse con el sexo opuesto... pero en la época el problema es bastante común.
La exposición sobre Casagemas muestra el talento de un artista postmodernista que brillaba con intensidad, pero que llevaba en su interior el germen de la autodestrucción. El destino le pisaba los talones: ya había intentado suicidarse en otras ocasiones, y sus actos tenían algo de premeditadamente teatral.