Javier Peñafiel. Pánico esnob

Todo el arte es político y la propuesta de Javier Peñafiel no escapa a esta afirmación. El artista presenta aquí los "dibujos escritos y textos dibujados" a través de los cuales juega a poner palabras -que funcionan como eslògans- imágenes de personajes y objetos medio esbozados. El resultado es una especie de poemas visuales que son un intento de describir una realidad absurda y casi incomprensible. Alguien, incluso, se atrevería a hablar en términos de análisis político.
En su grafía proliferan los oxímoron, así como un gusto por la repetición, creando ristras y derivaciones de palabras ("intimidad privada de vida", "propaganda-proselitismo-inducción", "narra ropa", "pobreza inducida", "isla resplandor "...) que acompañan un dibujo sucio, mezcla de líneas y manchas poco definidas. Su particular hermenéutica se construye a partir de formas recurrentes y sigue los pasos del egolactante, alter ego del artista nacido a finales de los 90, que apunta maneras de renacuajo.
Peñafiel trabaja el papel como si fuera un escultor: manipula, presiona, corta y moldea. En la serie 'Narra ropa', protagonizada por un espantapájaros que tiene pinta de crucifijo, lo tira hasta deformarlo y deja la marca de sus huellas. En otros, la hoja de un material casi transparente aguarda en medio de una pequeña estructura de madera o pervive pegada a la pared, como los anuncios de la calle que tienen la parte inferior arrancable. Un canto a la materialidad en la era digital.