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CaixaForum Barcelona
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Secretos de CaixaForum Barcelona

¿Dónde se guardan las obras de arte que no están expuestas? ¿Para qué servían las torres? ¿Quién es el dragón Casimiro? Descubrid las curiosidades con más chicha de la fábrica Casaramona

María José Gómez
Escrito por
María José Gómez
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Es uno de los edificios más emblemáticos de Barcelona, pero CaixaForum todavía esconde muchas curiosidades, historias y rincones que todavía nos sorprenden. Hacemos un recorrido con seis paradas por los rincones menos conocidos del edificio Casaramona.

Un edificio puntero
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1. Un edificio puntero

La fábrica Casaramona fue todo un referente en la época, y por eso fue distinguida por el ayuntamiento de Barcelona como el mejor edificio de 1912. Además de ser la primera factoría en utilizar la energía eléctrica en la producción, aprovechaba al máximo la luz del sol para que los obreros pudieran trabajar con iluminación natural. Puig i Cadafalch también se rompió los sesos para que la construcción se adaptara perfectamente al terreno, a pesar del desnivel. Y todo esto sin olvidar el aspecto estético. ¿Verdad que es bonito?

El dragón Casimiro
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2. El dragón Casimiro

Si en vez de coger las escaleras mecánicas para bajar a CaixaForum, bajáis unos cuantos metros la calle Mèxic os encontraréis lo que fue la entrada principal de la fábrica: al llegar a la puerta levantad la vista y veréis un mosaico de un divertido dragón diseñado por Josep Puig i Cadafalch: es Casimiro, como la llaman los trabajadores del centro en recuerdo de Casimir Casaramona, el empresario que encargó el proyecto de la fábrica. También podréis admirar un dragón forjado en hierro que hace apenas tres meses que ha sido restaurado: los artesanos que trabajaron en su recuperación alucinaron con la calidad de la forja. Hacedle una visita.

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Dos torres
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3. Dos torres

Son dos de los emblemas del edificio. Una, la más alta, termina en un maravilloso pináculo cónico recubierto de mosaico azul y la verdad es que subir arriba del todo da un poco de canguelo: es la llamada torre del agua. La otra la llaman torre del reloj, aunque no tiene ninguno. En el precioso forjado que la corona hay un espacio circular que apunta su presencia pero nunca se instaló. Preciosas.

El jardín secreto de Isozaki
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4. El jardín secreto de Isozaki

Para entrar en CaixaForum todos pasamos por el hall diseñado por Arata Isozaki, pero muchos quizás no se han fijado que la construcción ideada por el arquitecto japonés esconde un pequeño secreto... y húmedo. Si subís las escaleras opuestas a las escaleras mecánicas –como si saliéramos por la calle de los Morabos– os encontraréis con un recinto rectangular casi cerrado, blanco impoluto como el resto de su intervención en el edificio, con el suelo cubierto por un dedo de agua que cae, en un movimiento infinito, a una pequeña acequia que rodea el rectángulo. Este espacio también es un homenaje de Isozaki al vecino Pabellón de Mies van Der Rohe, que está rodeado de agua.

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A prueba de incendios
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5. A prueba de incendios

Casimir Casaramona le encargó a Puig i Cadafalch la construcción de una nueva fábrica después de que la anterior se devastara en un incendio. Por ello, insistió mucho en la necesidad de que el nuevo recinto estuviera a prueba de fuego. El arquitecto cumplió con las exigencias de su cliente construyendo las dos torres y disponiendo calles entre las naves –por donde pasamos cuando vamos de una exposición a otra– que actúan como cortafuegos.

Gran reserva
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6. Gran reserva

¿Quién no ha soñado con ver las entrañas de un museo? Esto es lo que pudimos hacer un pequeño grupo de redactores de Time Out, que nos adentramos en el almacén donde se guardan, restauran y registran muchas de las obras de arte de la fundación. En el subsuelo del edificio, a una temperatura constante de 21º y una humedad de 50-51%, hay unas mil obras de arte contemporáneo de artistas que llenan los libros de Historia del Arte, como Tàpies, Basquiat, Richter –el artista vivo más cotizado del mundo–, Baselitz, Sert, Barceló, Julian Schnabel... También tienen un espacio dedicado a la fotografía en blanco y negro y otro para la de color, más delicadita, donde descansan obras de artistas como Robin Rhode, Andreas Gursky, Thomas Ruff, Gabriel Orozco... Y atención a la sección de obra gráfica, que contiene más de 4.600 grabados. Aquí los nombres también cortan la respiración: Christo, Joan Brossa, Joan Miró, Eduardo Chillida, Francis Bacon... Y eso sólo es una parte de la colección. La otra, la de las instalaciones de gran formato, la tienen en otro almacén: y no os decimos dónde está, porque tampoco nos lo dijeron. Y es que no sabemos guardar un secreto, eso es evidente.

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