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El Zumzeig vuelve a abrir en noviembre

Escrito por
Josep Lambies
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Después de dos meses con la persiana bajada, el cine Zumzeig de Sants ha anunciado que retomará la actividad el día 4 de noviembre, con una fiesta abierta al público, con proyecciones y pica-pica, que será gratis y durará todo el día. Pero esto no es todo. La nueva dirección se organizará como una cooperativa sin ánimo de lucro, una decisión sin precedentes en la historia de la exhibición en Cataluña. "En esta etapa que empieza queremos acercarnos más a la gente, crear un sistema más participativo e integrarnos con un barrio que tiene una larga tradición asociacionista", explica Javier Rueda, uno de los seis miembros de la cooperativa, todos ellos vinculados con el mundo audiovisual.

Ya se ha puesto en marcha una campaña de 'crowdfunding' vía Verkami para financiar el proyecto. Una de las ventajas que ofrece esta acción de micromecenazgo es que se podrán adquirir los dos carnets de fidelización, uno para adultos y otro para niños, con jugosos descuentos. "Mantendremos nuestra idea de hacer una programación comprometida y alternativa, con una sala abierta a disciplinas como el corto, el documental y el cine experimental, pero también nos acercaremos a sectores menos cinéfilos, porque aquí todo el mundo tiene que encontrar su lugar", dice la realizadora Ariadna Ribas, otra de las integrantes de la nueva dirección.

El Zumzeig es, quizá, la mejor sala de cine de Barcelona, la mejor equipada, con butacas comodísimas y una calidad de imagen y sonido excelente. "La intención es que la gente aproveche estas instalaciones", declaran. En esta segunda vida, el Zumzeig acogerá cineclubs y trabajará codo con codo con las escuelas e instituciones del distrito para crear una programación especial para educar la mirada y la lectura de las imágenes. Proyectará en digital, pero también en 16 mm, 35 mm y Súper-8. Y el bar, tan acogedor, donde hacen quiches y pasteles, y de vez en cuando un buen rancho de lentejas con chorizo, quiere transformarse en una cantera de cinéfilos poblado en el horario de postfunción.

El Zumzeig abrió puertas hace tres años en los bajos del número 53 de la calle Béjar, con la idea de llenar un vacío en el sector de las salas de Barcelona. Con una programación arriesgada, que no encontraba sitio en otras pantallas, fue una referencia de los amantes del cine más exquisito durante mucho tiempo. La iniciativa era de medalla. Pero le faltaba un poco de vida. Es justamente el reto que se proponen a partir de ahora: hacer un cine para la gente, y hacer que la gente vaya al cine.

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