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En una película en la que Aina Clotet interpreta a una mujer hindú que fue adoptada por una familia de Barcelona que le ha ocultado sus orígenes desde que era pequeña, resulta obvio que la verosimilitud es un problema menor. ¿Qué más da si Clotet no resulta creíble como hindú? De hecho, su interpretación es lo mejor de la película. Que 'Rastros de sándalo' se pierda en la literalidad, en cambio, sí que es un problema importante. El trayecto de la protagonista hacia el descubrimiento de las raíces resulta forzado hasta un punto obsceno. La imagen busca constantemente el sentimentalismo antes que el discurso, serio y profundo, en torno a la identidad. Y, sobre todo, la postal de Barcelona -el Paseo de Gracia, la Rambla, la Pedrera y el Park Güell son algunos de los escenarios casuales del film– parece más relevante que el trayecto vital que se pretende retratar.