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Stand by me Doraemon

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Doraemon
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Time Out dice

No creo que el concepto 'Doraemon' pueda aguantar un formato de larga duración. Si, después de tres generaciones, los niños de hoy todavía se amorran a la tele cada vez que lo echan en el Club Super3 es, precisamente, por el atractivo de lo previsible, por la fuerza de la repetición. Para ver a Nobita llorando en dos cascadas simétricas, las bragas de Shizuka cuando se le levantan las faldas y al bruto de Gegant cantando como una almeja con peluca de pop star japonesa de los 90. Por el casco volador, la puerta mágica y toda la maquinaria futurible que el gato cósmico, como Mary Poppins, se va sacando del fondo del bolsillo. ¿A quién le interesa encontrar un estudio de intensidad emocional de hora y media en lo que, por definición, es bidimensional? ¿Qué profundidad pueden dar unos personajes que son y han sido siempre más planos que un filete de lenguado?

Escrito por Josep Lambies
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