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Esta nueva versión del film Ladrona por amor-poco atractiva reedición de un tema tan gastado como el del "robo perfecto", con Michael Caine, Shirley MacLaine y Herbert Lom-, escrita por los hermanos Coen y realizada por Michael Hoffman-El sueño de una noche de verano-, es tan (moderadamente) divertida como (altamente) previsible. Sí, encontramos varios toques Coen, como el extravagante retrato del magnate Lionel Shahbandar (Alan Rickman)-que pone su habitual histrionismo, por fin, al servicio del personaje-o de la campeona de rodeos PJ Puznowski (Cameron Diaz) -que, como la mayoría de sus películas, se desnuda hasta quedarse en ropa interior-, pero Hoffman es un director gris y sin punch, correcto hasta la náusea, nada alocado y / o cáustico. Eso sí, gracias a Colin Firth y al veterano Tom Courtenay, esta historia de estafas, venganzas y situaciones absurdas se ve con simpatía y desprende un aroma démodée bastante curioso, que termina seduciendo.