Noche de Reyes en Barcelona: una Barcelona tétrica, oscura, deprimida por donde TÚ vagas como alma en pena por la feria de juguetes de Gran Vía. El futuro es incierto y cada pie de página será un cruce hacia un destino mejor o peor. Te acompañarán chicas desmirriadas, atracadores torpes, viajeros del tiempo y músicos de metro; te perseguirán revisores y policías, escogerás entre chóped y nocilla, entre caramelos verdes y caramelos rojos, acabarás follando, acabarás muriendo, acabarás haciendo cruising; te enamorarás, te colocarás y te apalearán, reharás camino para no equivocarte y volverás a equivocarte, tomarás muchas decisiones y la noche se hará eterna y la noche pasará volando y volverás a empezar otro golpe para equivocarte mejor, que es de lo que trata La cápsula del tiempo.
Esta novela osada, sorprendente y muy entretenida es un enreda que te enreda narrativo –una novela de múltiples tramas a escoger por el lector escrita en segunda persona del singular– que para desplegar la potencia que puede esconder una sola noche, usa todos los mecanismos que tiene a mano: mapas, manuscritos negros, entremeses esperpénticos, trucos textuales, recortes de diario, fragmentos de otros libros, incluso la propia portada participa en la trama... Todo juega a favor de una misma idea: el libro es un canto a mojarse el culo, a tomar partido, a no dejar pasar las ocasiones de un presente que es como un tesoro que hay que agotar, como si la abuela te dijera: “acábatelo todo o te estiraré las orejas”. Y TÚ el presente te lo tuvieras que tragar entero, sin dejar una sola migaja.