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La Penúltima
© Iván Moreno

Ligar en Barcelona: chico busca chico

Como ligar en Barcelona si eres gay. Para conseguir los mejores contactos no necesitas nada más que seguir nuestros consejos

Escrito por
Martí Sales
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Hace años, cuando Barcelona vivía oprimida bajo el yugo franquista, encontrar un hombre que quisiera ligar con otros hombres era peligroso y sobre todo difícil: a no ser que te metieras de cabeza en la canallesca rabalera, lo tenías peludo. Desde los tiempos de lucha del Ocaña, la situación se ha revertido casi de arriba abajo: la ciudad está repleta de 'maricones' y si no ligas es porque no quieres.

¿Que cómo se liga? De las formas más antiguas y las más modernas. Para empezar, mirando. En la calle —sobre todo en los barrios del centro—, a cualquier semáforo o esquina, si vas atento a los hombres que te gustan, enseguida verás si te devuelven la mirada o se hacen el sueco. No tengas prejuicios de ningún tipo: aquel que no lo parece lo puede ser, así que tú repasa y a ver que pasa.

Si quieres ser más concreto, si te gusta una tribu en especial, se trata de ir a sus lugares de reunión. Por ejemplo, si los hombres fornidos y peludos, los osos, te hacen caer de culo al suelo, pasa cualquier jueves por la noche por el Bear Bacon Bar y morirás de éxtasis —quizás aplastado entre dos barrigas siderales!

Si lo que quieres no son palabras sencillas y tiernas sino sexo sin contemplaciones, el Open Mind, La Base o el Berlin Dark son la opción adecuada: lleva tu 'kit', que te quedarás bien aliviado!

Eres más de mar y prefieres el aire libre y el sol? Las playas de la Mar Bella y la Barceloneta son un lugar ideal para ir de cacería y con la excusa de "¿me podrías guardar la bolsa mientras me baño?" se puede iniciar conversación como si nada. Y si lo que quieres son cuerpos diez bailando house toda la noche y con ganas de marro, no te pierdas las noches del sábado en el Pervert.

Aparte de las maneras tradicionales de ligar, no podemos olvidar las aplicaciones de móviles. Hay un montón (Grinder, Scruff, Manhunt, Growlr...) y muchísima gente tiene un perfil. Sin moverte de casa podrás hacer un buen repaso al 'mercado' que tienes cerca y chateando será fácil quedar con alguien —los gays hacemos pocos aspavientos a la hora de ir al grano—. Y no sólo echarás un buen polvo, sino que también podrías tropezar con el amor de tu vida: ya hay muchas parejas que se han encontrado por aplicación y dentro de pocos años no será de extrañar que a nuestros nietos les contemos así como nos conocimos: "Mira Estevet, pues a principios de siglo había unos programas que se ejecutaban desde el teléfono móvil, y un buen día me conecté y vi una foto de tu abuelo José. Pensé, '¡qué pedazo de semental!', quedamos para hacer una horchata y mira por donde, hace cuarenta años que estamos juntos!".

'Kit' de club

Los que frecuentan los clubes de sexo suelen estar preparados para todo: en su 'kit' personal no pueden faltar varios tipos de lubricante, condones, limpiador de cabezales, recursos químicos variados para aguantar toda la noche sin dormir, viagra para mantener bien alto el estandarte, paracetamol, guantes de látex en caso de 'fist', 'cock rings' y el cargador del móvil por si la orgía se alarga más de lo habitual. Siempre hay que estar conectado...

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Los baños de Sant Sebastià son un oasis libertario de nudistas, familias y gente diversa y respetuosa con la diferencia. Es habitual ver chicos besándose felices en el agua.

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Los sábados por la noche, el Bloc se convierte en el Pervert, el club gay con más feromonas y house por metro cuadrado. ¡Tema asegurado!

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