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Bao Bar
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Lo mejor y lo peor que hemos comido este 2016

Un repaso de lo mejor de la gastronomía del año en Barcelona, pero también de los fiascos que nos hemos tenido que tragar

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
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Que no vuelva a pasar

El horror máximo 'gastro' entra por los ojos, no por la boca. Por suerte. Asomarse a un Instagram ahogado de bandejas de aguacates y cuencos de 'açaí' flanqueados por la cubertería de plata de la abuela da arcardas. Por favor, si alguien se prepara el desayuno así en casa, que me haga un mail, que hablaremos. Pero claro, de paso tenemos una generación de 'millennials' que han interiorizado esto como el arquetipo de la imagen de comida de su generación. En 2017 quiero más fotos malas de comida buena.

'Brunch' indiscriminado

'Brunch' indiscriminado

La apertura 'a go-go' de lugares de brunch (¿causa o efecto de la ola 'gastrocuqui'?) no tiene fin. Sea como sea, es una burbuja. Eh, no nos referimos a los lugares con cara y ojos, sino a los que con un par de narices tocan los huevos (Benedict). 'Spin off': el bote de mermelada como vaso de cerveza.

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El timo de los superalimentos

El timo de los superalimentos

2016 fue el año en que todo el mundo se volvió loco haciendo 'detox' con zumos, kale y xia: ¡superalimentos! Idea genial de marketing para vendernos cosas exóticas (y caras). La realidad es que un humilde legumbre tiene las propiedades de la quinoa y no hay superalimento con más virtudes que el ajo.

Imitaciones veganas de carne y pescado

Imitaciones veganas de carne y pescado

¿Qué sentido tiene abrir un restaurante con platos que replican la comida omnívoro? Recuerde las falsas costillas del Rizoma? No, pobres, cerraron. En cambio, el 'veggie' que profundiza en la tradición y la creatividad tiene premio: el Rasoterra es el ejemplo más claro. Y no hacen zumos.

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Adiós al Beer Festival

Adiós al Beer Festival

El Beer Fest se va a l'Hospitalet porque allí les ponen más facilidades. Sí, es un hecho concreto, pero la fuga de cerebros hacia la 'greater' Barcelona es y será tendencia. Nuestra horrible, paralizante gentrificación centrifuga hacia la periferia. ¿Acabaremos todos en Masnou?

Sigamos así

Después de entender el sushi, hemos asimilado el ramen y la gyoza como platos del día. Un placer cotidiano de invierno: bajar a sorber una buen tazón de caldo asiático por pocos euros. Y en 2016 los sustanciosos 'buns' se han generalizado. Y aunque algunos dicen que se ha 'abunsado' del plato, prefiero la abunsdancia (broma tonta irreprimible).

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Para todo el mundo
© Maria Dias

Para todo el mundo

En una ciudad que ordeña la teta turística como si no hubiera mañana, mola ver que abren restaurantes de gama alta (Marea Alta) o más populares (Minyam) que no van dirigidos al guiri sino a comer bien. Ahora bien, como decía Antonio Catalán, es vergonzoso que un sector tan potente tenga tanta gente en precario.

Food trucks

Food trucks

El tan criticado food truck facilita que cuando te estiras en el césped de cualquier evento multitudinario puedas elegir entre hamburguesas, tacos, thai o croquetas y tomar un buen café. No me parece mal, siempre que no sea una tomadura de pelo (que a veces pasa).

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‘À la ville’ de Barcelona
Foto: Lasarte

‘À la ville’ de Barcelona

Aunque a algunos les pese, la Michelin es, todavía, el único premio que los cocineros ansían de verdad (estar en una lista no mola tanto). Y por primer vez tenemos un triestrellado en Barcelona, el Lasarte. Era un vacío inexplicable teniendo en cuenta la potencia de la capital. 

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