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Mil921 (CERRADO)

  • Restaurantes
  • Sant Gervasi - Galvany
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

¿Cuál es, en el fondo, el motivo por el cual vamos a un restaurante? Uno. Divertirnos mientras saboreamos gustos que nos hacen viajar a los rincones más recónditos de la memoria. Y es que la cocina, cuando es tratada con una sensibilidad poética, es un magnífico visado hacia los paraísos perdidos.

Con cada uno de los platos que el chef Àlex Suñé me sirvió en la barra -porque como en la barra, cerca de los fogones y al lado de Irene, la otra cabeza de este restaurante bicéfalo- tengo la sensación de recuperar la intensidad de gustos que parecían muertos por culpa de una globalización mal entendida. En una campaña electoral, ICV se inventó un eslogan que decía: "para que el tomate tenga gusto de tomate". El éxito político de ICV fue relativo, pero en una época como la actual, en la que vivimos momentos políticos tan estimulantes, en el Mil921 el tomate sabe a tomate, y todos los productos tienen el sabor que deberían tener si el mundo fuera justo. Con todo, estamos de acuerdo en que la cocina de producto es un bien que hay que cuidar, pero un producto, por muy biodinámico que sea, si es tratado por una mano poco diestra, acaba perdiendo la dignidad. Por suerte, Alex combina lo que se le debe exigir a un cocinero: imaginación, oficio y respeto por bestias muertas y por los clientes vivos.

Por esta razón, si vais al Mil921 no dejéis de pedir la ensalada de tomate biodinámica o varios tomates de texturas transversales, o el huevo de corral con trufa sobre brioche con mantequilla y crema de parmesano, o el sashimi de corvina sobre una variedad de setas de temporada aderezados con una vinagreta de soja y trufa, o el bistec tártaro. ¿Os chupáis los dedos? Pues todavía os falta un plato excelso: el arroz gran reserva, elaborado con un arroz recuperado, el de Molino de Rafelet, que se come al dente, y que, cocinado sobre carbón en una olla de sukiyaki, consigue transmitir el gusto del hierro y la brasa. ¡Abuela, llama!

Lleno como una bota y a punto de explotar de placer, acabé con unos quesos del país. Las variedades, Tou de Tilos, bota, Olost y Veciana, discurrieron tranquilos por un paladar por el que habían transcurrido dos ríos de buenos vinos. Un Pardas Rupestris Blanco y un Parés Baltà Mas Petit.

Había leído algunos comentarios que decían que el Mil 921 es perfecto para comer en pareja. Sí, tenían razón, pero también es perfecto para comer solo, sin conversaciones de una cotidiana banalidad que distraigan el diálogo entre el comensal y los productos que forman cualquiera de los platos que tan bien prepara Àlex Suñé.

Escrito por Daniel Vázquez Sallés

Detalles

Dirección
Casanova, 211
Sant Gervasi
Barcelona
08021
Transporte
Gràcia (FGC)
Precio
45€
Horas de apertura
De lu. a sá. de 13.30 a 16 h. y de 21 a 24 h.
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