Los gastrónomos consideran que el mejor plato es aquel que con los mínimos
ingredientes consigue el máximo placer gustativo. '9 maletes' de Joaquim
Oristrell es lo contrario: una de esas recetas que ocupan tres líneas en la carta
y luego en mesa sólo es una suma de alimentos sin armonía. La función es una
comedia con asesinato, una intriga de tesoros ocultos –como las doce sillas de
Mel Brooks–, un musical de pequeño formato, un monólogo sobre el arte de la
epístola (cartas de amor, odio, despedida; sobre la soledad, la incomprensión,
la muerte), un recital de Mercè Sampietro y otro del músico Eduard Iniesta.
Un revoltillo de géneros que no encuentra la manera de fundirse en un
todo atractivo. Oristrell no ha sabido encontrar el vínculo que mezcle
adecuadamente una endeble trama de misterio –por no saberse, no se sabe
cómo una bibliotecaria posee una fortuna en diamantes– con un estimable
homenaje a la perdida tradición de las cartas, con una atractiva selección
y una aún mejor lectura-interpretación de la Sampietro. Iniesta es un buen
acompañante que en los momentos claves en los que debe asumir un mayor
protagonismo pone en evidencia su falta de carisma escénico.
Con mucho menos ganaría este montaje, como ha demostrado Pau Carrió
con su ciclo epistolar en el Lliure. Entonces tendríamos un recital de la gran
Sampietro, acompañada por Iniesta y un cargamento de extraordinarias
palabras. Sólo hay que aplicar buena dramaturgia para que la receta funcione
sin frivolidades.