Autor: Donald Margulies. Dirección y versión: Daniel Veronese. Con: May Pascual, Gloria López, José Olmo, Orencio Ortega.
Si me dicen que esta obra de Donald Margulies ganó el Pulitzer de 2000, me lo creo. Y no soy nadie para rebatirlo. Pero también puedo pensar que aquel debía de ser un muy mal año para el teatro estadounidense, ya que, sinceramente, hay pocos lugares donde asirla, aparte de que se trata de la mil veces contada historia de un grupo de amigos la rutina de los cuales se ve alterada por la irrupción de agentes externos.
Los actores hacen lo que pueden con un texto enclenque y una dirección de actores -sí, de Daniel Veronese- casi inexistente, hecha sin alma, con un Tomás (José Olmo) pasado de vueltas y unas Bea (Gloria López) y Karen (May Pascual) que no acaban de encontrar el personaje. Una, como mujer abandonada que esconde un cadáver en el armario. La otra, esposa dominante y segura. Sólo vemos el personaje de Gaby (Orencio Ortega), un hombre entre la espada y la pared, entre el amigo que decide cambiar de vida y la mujer que le ofrece seguridad y amor eterno, lo que él acepta con agrado. Sólo él sabe mostrarnos el paso del tiempo, las dudas del amor, la incertidumbre de la vida.