Hasta enero de 2017 podremos disfrutar de esta exposición, que explora el kintsugi como una técnica de restauración nacida en Japón en el siglo XVI, y que repara las fracturas de la cerámica embelleciendo las uniones con líneas de oro en relieve. Un concepto muy interesante, que además en esta ocasión ha sido realizada por personas con enfermedad mental y objetos de la colección del museo. Porque lo que subyace bajo esta técnica de la filosofía zen es la voluntad de no esconder las cicatrices de la vida, sino mostrarlas y embellecerlas.
Cicatrices. El arte del kintsugi
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