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Mercado de San Antón
Mercado de San Antón

Bares de Chueca

Una selección de los mejores bares del barrio para tomar unas cañas, pedir algo de comer y salir de copas

Escrito por
Time Out Madrid editors
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A pesar de que el ambiente nocturno de Chueca es mayoritariamente gay, durante el día el público es más heterogéneo. Los bares de tapas tradicionales están dejando paso a nuevos locales de cuidada decoración, comida de mercado y gin-tonics premium. Lo mejor es que la mayoría cierran tarde y luego puedes salir de copas hasta el amanecer en algunos de los pubs de la zona.

  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y pubs
  • Chueca
  • Crítica de Time Out

Gildas, boquerones al estilo madrileño, mejillones en escabeche ahumado, ensaladilla rusa, steak tartar, trilogía de anchoas... Nada nuevo bajo el sol, pero ellos han dado con la tecla, con el equilibrio preciso entre el bar de siempre y lo contemporáneo, con la personalidad y el servicio que se ajusta a los tiempos. Cuidadas (y divertidas en algunas raciones) presentaciones, pero la misma querida barra metálica de toda la vida en la que acodarse. Buena parte de lo que verás escrito en sus paredes sale de su propia fábrica de conservas en Boadilla del Monte. Tienen incluso un vermut de la casa, junto a otras etiquetas más conocidas.

  • Bares y pubs
  • Bares de vinos

Primera visita, segunda casa. Tal es el magnetismo que despierta este bar, reencarnación definitiva y al detalle del clandestino que brotaba de noche al fondo de Acid Bakehouse. Aforo de 42 personas sentadas sobre tres pilares: vino natural, cocina estilosa y banda sonora que cae como un traje a medida. Más de 200 referencias por botella (15 por copa a diario) con 70% de etiquetas internacionales, platos que cambian cada mes (pocos ingredientes, exquisita ejecución, toques italianos) y perlas pinchadas en vinilo. Materiales nobles, cueva abovedada, ambiente plácido… De entre todos los bares en Chueca, es en este en el que atesoran los tangibles e intangibles para mimar al cliente, para dejarse llevar. 

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Mercado de San Antón
  • Restaurantes
  • Chueca
  • precio 2 de 4

Tomando como referencia el exitoso modelo del Mercado de San Miguel, este barrio daba la bienvenida en 2011 al remodelado Mercado de San Antón, una de las citas de ocio imprescindibles de esta zona. Las instalaciones cuentan con una primera planta dedicada al mercado tradicional, con múltiples puestos gourmet; una segunda planta con comida para llevar y espectáculos de show cooking y, por último, una terraza-restaurante, en la que disfrutar de un animado aperitivo.

Hermanas Arce
  • Restaurantes
  • Mediterránea
  • Chueca
  • precio 2 de 4

“Ver que alguien viene dos o tres veces por semana es como si en lugar de vivir en una ciudad estuviésemos en un pueblo y fuésemos una gran familia. Se crean vínculos. Acabas conociéndoles a ellos y ellos a ti”, comenta Ana. La cocina es su territorio. El de Elena, la sala. Pero nada sale si no suma el visto bueno de ambas. Y lo que llega a la mesa, profundamente mediterráneo y armónico, no puede resultar más sabroso. Cada bocado es un haiku. “Hay platos que gustan y vamos repitiendo pero diariamente cambiamos el menú. Entre semana hay opciones para compartir y algún principal por si vienes solo”. Este mes seguirán por la senda  de los platos ligeros que cederán ante los guisos cuando entre el frío. “Intentamos hacer todo nosotras, incluido el pan y lo dulce. Casero y sin complicarse la vida. Sencillo pero interesante”. Un rincón diáfano y apacible donde encerrarse.

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La Tita Rivera
  • Restaurantes
  • Cocina creativa
  • Chueca
  • precio 2 de 4

Un patio escondido en pleno barrio de Chueca es el principal atractivo de este ecléctico bar-restaurante. Puedes pasarte a desayunar, comer o cenar gracias a su amplio horario, aunque los fines de semana es cuando más lleno suele estar gracias en parte a su delicioso brunch. Su especialidad son los ‘casis’, bollos rellenos de gambas al ajillo, secreto ibérico y pulpo, entre muchas otras opciones. 

Taberna La Carmencita
  • Bares y pubs
  • Chueca
  • precio 2 de 4

“¡Qué alegría, qué alboroto! Vuelve La Carmencita, la segunda taberna más antigua de Madrid, para servirle”. Así se presenta este bar-restaurante, modernizada ahora tras abrir sus puertas en 1854. La cocina tradicional es la protagonista de este bonito local que mantiene el espíritu de las casas de comida del siglo XIX. Pero eso sí, ahora el desayuno incluye café ecológico recién tostado, los almuerzos son más contemporáneos, con filetes rusos de ternera ecológica y huevos también ‘eco’, y la cena son espectaculares gracias a sus cazuelitas de montaña. Se ha convertido en uno de los mejores lugares de Chueca para tomar el vermut los fines de semana y deleitarnos con sus sabrosas raciones. Chic, actual, respetuoso con el medio ambiente y a la vez castizo y tradicional. ¡El equilibrio perfecto!

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Ángel Sierra
  • Bares y pubs
  • Bares de tapas
  • Chueca
  • precio 1 de 4

Este destartalado y viejo bar con sus paredes recubiertas de azulejo, antigua barra de zinc y barricas de madera es el punto de encuentro de la plaza de Chueca. Tiene una sala detrás del bar con un falso estilo a viejo pub donde uno puede sentarse. A partir de media noche solo se sirven cañas dobles.

  • Restaurantes
  • Chueca
  • precio 3 de 4

Cannibal huele a estilo, a diseño y ambientazo. Piezas de Alquian, Hoptimo y Serge Mouille se funden con creaciones hechas ad hoc para un espacio con clase que respira el aire de Roman&Williams respeta a su vez las condiciones originales del café fundado por Adolfo Marsillach en los 60. El resultado es un restaurante de aspecto sofisticado y atmósfera nocturna cuya idea original es la de acercar a España el concepto de raw bar tan popular al otro lado del charco.  

Platos elegantes y elaboraciones sencillas para admiradores de la buena gastronomía y del producto sin artificios, en los que no faltan propuestas crudas y marinadas, como ceviches, tartares o carpaccios, y tampoco mariscos, pescados, carnes gallegas y ostras francesas, maridados con más de 70 referencias entre vinos blancos, tintos, rosados y espumosos, por copa o botella. La cocina descansa fuera del horario de comida, pero Cannibal está abierto entre horas para tomar un café, un vino o un cóctel sin tener en cuenta el reloj.  

Picar algo a pie de barra y disfrutar del buen ambiente que se crea cualquier noche de la semana con una copa en la mano es, de hecho, uno de su grandes atractivos. En la pintoresca cueva de ladrillo que esconde en la planta baja de jueves a sábado se amplia el espacio para otros 30 cubiertos, y después de la cena la luz baja, la música sube y la noche se prolonga. 

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  • Bares y pubs
  • Coctelerías
  • Chueca
  • precio 2 de 4

En el mismo lugar en el que antes se encontraba la boutique de cosmética natural con bar (o viceversa) Pinkoco, se encuentra ahora un local de copas que ha heredado su estética exótica y vegetal. Murray está al frente, y es el artífice de haber reconvertido este espacio de Chueca en un bar de cócteles de autor de inspiración tropical. En sus creaciones solo utiliza ingredientes frescos y naturales, siempre fruta de temporada, y nada de azúcar, siempre sustituida por ágave. 

  • Bares y pubs
  • Bares de tapas
  • Chueca
  • precio 2 de 4

El segundo local del Grupo DeLuz & Cía en Madrid, tras La Carmencita, es como aquél un valor al alza, un acierto seguro si sales con ánimo de tapear, de compartir varios platos. Una taberna ilustrada que ha aparecido por igual en páginas gastronómicas, revistas de moda y publicaciones de interiorismo/decoración y donde reservar es ya más que recomendable cuanto más te acerques al fin de semana.

Entre sus camareros están Javi y Sega, el yin y el yang, motores del equilibrio que vertebra el lugar; la ponderada balanza entre el trato serio y la camaradería cómplice con el cliente, entre lo formal y la sonrisa, siempre diligentes. Un servicio joven y experimentado, tiempos bien coordinados entre sala y cocina, un ambiente siempre animado y heterogéneo, y taburetes bajos en las mesas.

El servicio mantiene y refleja las constantes de su propuesta culinaria. Se viene a comer bien pero también a pasar un buen rato. Por eso, la carta, del tamaño de un periódico británico, coloquial e informativa, incluye cerca de 80 platos. Es imposible no encontrar un bocado de tu gusto. De hecho, es imposible lo contrario. Tan abrumadora como atinada. Todo lo que probamos resultó sabroso, en su punto, fresco y en raciones justas. Da igual que se trate de unas conservas (unas anchoas muy carnosas) o de unos tacos de chuletón de origen cántabro (como esta casa), de las rabas del aperitivo o los frisuelos del postre.

Muy desenvueltos en los platos tradicionales y con un punto de sofisticación, de mimo en el emplatado (y con la resultona vajilla Staub). Han convertido algo tan común como una ensaladilla rusa, con cuatro versiones distintas, en un clásico. Es en ese elevar/prestigiar lo conocido donde está su mayor virtud. No solo tienen un tomate delicioso sino que te preparan una cata con cuatro variedades, cuatro aceites y cuatro sales. Suben la apuesta.

Su filosofía es irreprochable. Buscan lo eco (también en su bodega), la temporada, lo artesano, la calidad sin disparar el ticket medio. Así como llamaron a su taberna con el nombre de sus anteriores dueños, así conocen el nombre de sus proveedores. Su respeto y compromiso por las raíces y la tierra vale para la llamativa barra que decidieron mantener como para ese bacalao con certificado “slow fish”.

No es el sitio del que sales diciendo “volveré” sino al que vas a volver como mínimo un par de veces porque quieres probar su paté casero, alguno de sus arroces o su “marisquete del barato sin sustos” (sic). Solamente un par de detalles mejorarían la experiencia: algo más espaciosas algunas mesas (quizás cambiar las redondas por otras rectangulares) y una mantelería de papel (hay quien aprovecha la sobredimensionada carta pero aquí sobran aptitudes para el diseño y criterio).

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