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Los horrores comestibles que vendrán

Marta Bac
Escrito por
Marta Bac
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Texto original: Ricard Martín

Quinoa, veganos, 'raw food', demonización del trigo, todo sin gluten, flexiterianos... Sí, aquí fuera cada vez hay más gente preocupada por comer de forma saludable. Sin embargo, como decía mi bisabuela –de Mora de Rubielos– "hay gente para todo". En el polo opuesto de los masticadores zen y new age, encontramos una inmensa minoría de gente que se comería, literalmente, cualquier cosa, y cuanto más grasienta y poco saludable sea, mejor. No os tendríais que tomar este artículo a la ligera; más que una presentación de lo que se lleva en materia de fast-food por todo el mundo, es una advertencia de las inmundicias comestibles que están triunfando en el mercado anglosajón. Y que muy pronto tendremos aquí, dispuestas a obstruirnos la circulación en cuanto les demos oportunidad.

1. El 'freakshake'. No parece que en Londres la locura por estos demenciales batidos de leche con kilos de 'toppings' dulce se detenga, todo el contrario (llegaron de Australia y el Reino Unido será la puerta de entrada a la vieja y cerda Europa). Si un caso, cada vez se radicaliza más: en Le Freakshaker podéis pedir una litrona de batido de cacao, recubierta por un puñado de galletas Oreo y medio kilo de helado de chocolate. La ventaja es que si vomitas encima nadie se dará cuenta. Podéis ejercer este ¿placer? extremo en muchas direcciones londinenses. Esperemos que con el brexit tenga más dificultades para desembarcar en Barcelona.

2. Burrito de sushi rebozado con Cheetos. En Chicago hace un año estalló la obsesión por esta fusión de comida japonesa y burrito: lo llamaron ¡sushirrito! y es tan simple como un burrito en el que la tortilla de trigo se sustituye por arroz de sushi. La pregunta no es qué lleva de relleno, sino qué no puede llevar; encontraréis desde las opciones más saludables (vegetarianos, también con atún bluefin, aguacate y kimchi) hasta cerdadas fritas en profundidad. Sin embargo, la frontera final es esta: el burrito de sushi rebozado con polvo de Cheetos. ¿Qué tipo de pervertido se puede comer un burrito de sushi rebozado con Cheetos picantes?

3. Oki-dog. Volvemos al fecundo y  nauseabundo terreno de la comida rápida bastarda: el 'oki-dog' hermana el relleno de un 'hot-dog' (salchicha, bacon, cantidades industriales de cheddar y chile) con un envoltorio de tortilla mexicana. De momento la plaga está centralizada en Los Ángeles, con una representación modesta pero exitosa (un restaurante y un carrito en la calle) pero estoy seguro que a la mínima aparecerá un 'food-truck' de grasientos 'oki-dogs' en vuestro 'mercadillo' favorito, apestando y corrompiendo los puestecitos de zapatos veganos y pan ecológico.

4. 'Mitraillette'. No, no descubrimos nada, pero si no habéis estado en Bélgica quizá no conocéis esta marranada: el 'mitraillette' es un bocadillo relleno con carne frita (salchicha, hamburguesa o 'frikandel', un objeto cárnico no identificado) y un generoso puñado de patatas fritas, recubierto de salsa (bearnesa, ketchup o mayonesa). En según qué barrios, encontraréis este arma de destrucción gastronómica masiva en formato 'dürum'. Sí, seguro que os ha venido a la cabeza un chiste cutre: «'El sospechoso llevaba una metralleta'. '¿Un AK-47?' 'No, un bocadillo'».

5. Helados con donut. Y de postre, un clásico del mestizaje cerdo: el donut sirve para cruzarse con el cruasán como para emparedar la hamburguesa más lamentable de la historia. Pero utilizarlo como una galleta de un helado de corte no se nos había ocurrido. En Nueva York, sí, desde hace bastante tiempo. Lo encontraréis en Underwest Donuts: helado de chocolate y coco dentro de un panecillo dulce de azúcar glasé con topping de garrapiñada. Pasaje directo al país de los diabéticos.

6. Crone. El horror final: un helado con todas las marranada posibles, donde el cucurucho se sustituye por masa de cronut. Esto es mucho más que un premio de consolación para quien se termina el helado. El nombre de este dulce con gigantismo es un juego de palabras perturbador: le han puesto 'crone' (compuesto de 'cronut' y 'cone') que significa, literalmente, 'vieja bruja'. Hace un par de meses que lo está petando en Londres, pronto os petará los intestinos.

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