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El 4 de noviembre de 1979, una multitud enfurecida asaltó la embajada de Estados Unidos en Teherán y tomó 52 rehenes. Ésta es la historia que salió en los periódicos de todo el mundo. La historia que no salió fue la de seis funcionarios que se escaparon y se refugiaron en casa del embajador canadiense.
Durante años, la arriesgada y rocambolesca estrategia que el especialista de la CIA Tony Mendez diseñó para sacarlos de Irán estuvo entre los papeles clasificados. Ahora, cuando se han hecho públicos, su intrincado y peligroso engaño se ha convertido en una película. Una de verdad, no como el filme 'Argo’ que supuestamente se tenía que filmar en escenarios iraníes y que sirvió de tapadera para la fuga.
Ben Affleck, en su doble faceta de protagonista y director, hace un filme que atrapa al espectador y despierta la empatía del público, que, al menos en su proyección en San Sebastián, aplaudió entusiasmado cuando la pantalla anunciaba el momento culminante de la fuga.