Asmodexia

El primer largo de Carreté reincide en uno de los temas favoritos del cine de terror, el de los exorcismos y los cultos satánicos, y aporta una perspectiva diferente que se convierte en lo más interesante: los protagonistas, un hombre mayor (Lluís Marco) y una adolescente (Claudia Pons), son exorcistas itinerantes que se desplazan por los alrededores de Barcelona. El filme convierte localizaciones inquietantes y bastante reconocibles en escenarios de una conspiración satánica. En cuanto al resto, responde a los supuestos de cierto cine de género de la escuela Filmax. Se mueve sin vergüenza dentro de la serie B, pero no consigue despegar más allá de una serie de tópicos visuales del subgénero y de un guión innecesariamente enrevesado. Sobre todo porque intenta dar la vuelta a los lugares comunes a partir de un recurso de lo más gastado, el giro narrativo final.