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Hay una copa dorada que todo el mundo busca, un Santo Grial del otro lado del espejo. La buscan vampiros, hombres lobo, demonios, brujos y un grupo de cazadores de monstruos del averno que parecen vestidos, como no, para asistir a una rave neogótica. Esta mezcla bastarda de la saga 'Crepúsculo', 'Harry Potter' y 'Constantine', que se centra en un amor triangular con aires posiblemente incestuosos, contiene las novedades de acercarse al azucarado y virginal romanticismo del nuevo fantástico 'teenager 'desde una perspectiva omnisexual -aquí hay gays, bis y heteros-, de lucir sin vergüenza su falta de presupuesto con divertidas explosiones prostéticas y de descubrirnos que Bach compuso sus famosas variaciones para neutralizar a los demonios perdidos por la era barroca. El resto, un revoltijo sin pies ni cabeza, largo como un día sin pan. Ah, y la copa, ¿por qué la buscaban? Ni la menor idea.