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Las comparaciones son odiosas, pero si seguimos las coordenadas "danés desvirgado por la industria americana con un thriller neonoir", Nicolas Winding Refn y su exquisita 'Drive' resultan de mención obligada. En cuanto a 'Dead man down', Niels Arden Oplev, responsable de la primera adaptación pre-Fincher de la saga 'Millennium'-catapulta internacional de Noomi Rapace-, se aleja con paso firme de la estilización y del impecable ejercicio multireferencial de su compatriota. Así termina ofreciéndonos un producto sobrio, quizás un poco soso, pero que consigue salvar los muebles gracias al hierático Colin Farrell-los que aún no olvidamos Alejandro Magno le agradecemos su contención gestual-y a una desfigurada Noomi Rapace: en cuanto a esto último, Dario Argento de 'Jenifer' habría sido un buen consejero.