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En Hollywood, las leyes de la taquilla son implacables. Y los tres mil millones de dólares recaudados por la trilogía de 'El señor de los anillos' eran un motivo de (mucho) peso para llevar a cabo la adaptación fílmica de 'El Hobbit', con el mismo equipo técnico y artístico que las películas anteriores. Escrita por el mismo Tolkien a inicios de los años treinta y publicada en 1937, se da la circunstancia de que fue el origen de las aventuras de Frodo Bolsón en Mordor, y no al revés, como la cinta de Peter Jackson puede dar a entender.
Porque uno de los problemas a los que se enfrenta la credibilidad artística 'El Hobbit' es su asfixiante aire de 'déjà vu'. Las constantes referencias visuales en el universo pictórico de Arthur Rackham se han convertido casi en un cliché; la atmósfera mágica y escalofriante es poco natural, tremendamente forzada; y al mismo tiempo la fotografía de Andrew Lesnie busca en todo momento embellecer las secuencias que mejor recogen el espíritu del libro. Jackson se ve obligado a profundizar en el mundo de su trilogía anterior en varias escenas que rompen el tono humorístico de una propuesta carente de un nudo dramático auténticamente intenso. Por ejemplo, la narración del ataque del dragón Smaug en la fortaleza de Erebor es brillante, apocalíptica, pero deja claro que la misión de Bilbo Bolsón sirve más para recuperar el perdido reino de los enanos que para proteger el destino de la Tierra Media ...
Antes hemos hablado del tono humorístico de 'El Hobbit'. Debemos comprender que la novela original de Tolkien era un libro infantil en el sentido que sólo las primeras lecturas verdaderamente iniciáticas tienen. De acuerdo con ello, Peter Jackson ha construido un filme más cómico, más burlesco, que tiene un par de canciones divertidas, y que no pierde el tiempo con funerales como la 'Trilogía del Anillo', pero sí con el melodrama fácil, sometiendo al espectador a una extraña montaña rusa emocional que pasa de la risa a las lágrimas con una gran facilidad, y también frivolidad.
Sin embargo, 'El Hobbit: un viaje inesperado' es un espectáculo de gran solidez técnica, con un prodigioso diseño de producción y unos efectos especiales que no están para hacer bonito, sino para dar entidad casi física a la fantasía.