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Este cuarto largometraje dirigido por Paul Haggis es bastante sugerente. Se trata de un melodrama amoroso de episodios cruzados para acabar con una reflexión sobre la creación artística. Es una especie de Crash filmado por Atom Egoyan.
Un escritor, en plena decadencia, se encuentra en una habitación de hotel, en París, intentando dar forma a una novela. Mientras tanto, otros personajes viven su propia historia sentimental en Roma y Nueva York.
EEn tercera persona pretende conseguir un fresco, a la vez romántico y metaficticio, pero se queda a medio camino. Aunque el esfuerzo sea loable (y haga de esta cinta una rareza en el Hollywood de hoy), las dos horas y cuarto que dura están llenas de excesos y salidas de tono argumentales para que la maquinaria funcione con naturalidad.