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Decía el filósofo Gilles Deleuze que el zombi era un mito del trabajo. No se equivocaba: cuando las masas de muertos vivientes de 'Guerra Mundial Z' cierran filas para derribar los monumentos del capitalismo acomodado es fácil pensar en los indignados, los parados y los marginados del sistema pidiendo justicia, una manifestación enloquecida convocada bajo un mismo lema, volver a empezar. Marc Forster hablaba de la superpoblación mundial y el agotamiento de recursos naturales para llenar de sentido su versión del zombi, quizá la criatura del cine de terror más proclive a convertirse en feroz metáfora sociopolítica. Pero lo que sorprende más de la película, libre adaptación del 'bestseller' de Max Brooks, es su tendencia a aligerar el subtexto, como si supiera que el zombi contemporáneo ha gastado todos sus recursos alegóricos y sólo puede funcionar desde la literalidad.
El argumento, que se puede resumir en un papel de fumar, es la excusa para encadenar unas cuantas 'set-pieces' casi autoconcluyentes, que cumplen el papel de los nueve círculos del infierno dantesco o las pantallas de un videojuego que, por suerte, no se parece a 'Resident Evil'. La trama nos presenta con contundencia, y aunque el personaje de Brad Pitt da la vuelta al mundo con la misión de encontrar un remedio a la epidemia zombi, nunca tenemos de él una impresión superheroica. Es sólo el explorador que nos guía a través del apocalipsis.
La amenaza zombi de 'Guerra Mundial Z' nos ha sido vendida desde la apología del plano general y las escenas de masas –alguna de ellas, sí, de una fuerza tremenda–, pero el filme funciona mejor en espacios claustrofóbicos. Es entonces –en la nocturnidad de una base militar de Corea del Sur, en un avión de pasajeros o en un laboratorio de la OMS, auténtico laberinto del Minotauro donde unos cuantos supervivientes juegan al escondite con unos cuantos zombis con hambre atrasada– cuando Marc Forster demuestra un insólito dominio del escenario fílmico y la tensión narrativa, que desmiente los rumores que decían que 'Guerra Mundial Z' había atravesado un calvario de 'reshoots' y remontados. Es, en suma, cine de entretenimiento de primera magnitud.