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Sigue el modelo que impuso González Iñárritu en 'Babel', el de unas historias cruzadas en las que las acciones de unos personajes tienen consecuencias en las de los demás. Altas esferas, ejecutivos que toman decisiones cruciales para el futuro de un país sin tener en cuenta el componente ético. Campesinos que subsisten en condiciones pésimas, obreros que sufren los recortes en los servicios básicos. Y en medio de esto, la deuda externa, aquel ente abstracto con que tanto se especula. El debutante Barney Elliott demuestra perspicacia a la hora de acercarse a cada una de estas tramas unidas a través de una mirada sensible. Aromas de 'thriller', de drama doméstico y cine de denuncia para una más que correcta propuesta de carácter internacional en la que destaca la interpretación de Alberto Ammann.