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Este es el segundo largo de William Eubank tras 'Love'. Comienza como una aventura más o menos adolescente, con un grupo de chicos en busca de un hacker que los desafía, y pretende convertirse en una gran metáfora sobre la vida alienígena, las realidades virtuales, los mundos paralelos, y no sé cuántas cosas más. Pero no, no es la ambición lo que transforma la señal en una película confusa y absurda, sino la pereza con que cuenta una historia que merecía, por su inverosimilitud, una lógica narrativa contundente. Muy al contrario, todo se resuelve con diálogos imposibles y ridículos, y unos giros narrativos que traspasan las líneas de lo que es soportable. Sólo hay un momento, el de la liberación, con gancho. Pero dura poco.