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Después de viajar a Grecia, los Andersson vuelven a abandonar su hábitat natural en Suecia para encaminarse en el Tirol del Sur con la esperanza de que un artista les firme un valioso cuadro. Este simple punto de partida sirve a Hannes Holm para invocar el espíritu grupal de comedias como 'Por fin ya son vacaciones' o 'Una familia tronada'. Ahora bien, 'Los Andersson road movie' lima al máximo la disfuncionalidad de la familia protagonista, haciendo que sus desbarajustes tengan una tonalidad blanca, apta para todos los públicos. Esto no debería suponer ningún problema, pero las imágenes de Holm buscan la risa sin encontrarla en ningún momento (así lo demuestra la secuencia inicial, donde el gag siempre llega demasiado temprano o demasiado tarde), lo que hace muy difícil sintonizar con las peripecias de estos personajes supuestamente entrañables y carismáticos.