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Sé que el título os hará pensar en una historia de pederastia y sotanas, pero la cosa va por otro lado. No sé si recordaréis aquella gran película de Capra que se llamaba 'Arsénico por compasión, una comedia pro-eutanasia de mearse de risa sobre dos viejecitas encantadoras que se dedicaban a liquidar ancianos solitarios con tacitas de té envenenadas. Para hacerles un favor, decían ellas. Hablamos del año 44, amigos. Ahora, siete décadas después, nos encontramos delante de su cara B, un film 'pro-vida' sobre un cura croata que se dedica a taladrar condones para acabar con el pecado de sus feligreses. La película tiene una posición moral, esto no se puede negar, aunque me parece inexacta. ¿Es una crítica con mala leche contra los asuntos subterráneos de la iglesia? ¿O nos quiere adoctinar sobre las terribles consecuencias de una vida lujuriosa? Arma de doble filo, que no se quiere posicinoar pero te la clava por debajo del mantel. El tal Djeco pretende convertirse en el nuevo Kusturica. El problema es que le sobran principios dudosos y le falta sutileza.