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'Nunca es tarde' es la especie de comodín que las distribuidoras utilizan cuando temen que el título original de una película sea poco atractivo. En este caso, hablaríamos de Danny Collins, que es el nombre de la estrella del rock al que da vida un carismático y inusualmente centrado Al Pacino (quizás motivado por las transferencias potenciales entre el personaje y su persona). 'Nunca es tarde' captura al protagonista en un momento de crisis, articulándose como una comedia dramática que mira de reojo a la trinidad sexo, drogas y rock and roll. Para superar los excesos y alcanzar la madurez, el film nos pide que comulguemos con un camino de redención un poco simplista, pero en el trayecto nos regala algunos buenos momentos, como la humillante secuencia en la que el músico renuncia a tocar en directo sus nuevas canciones para contentar al público con unos grandes éxitos decadentes.