Abierto a los ciudadanos como Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, un espacio de estudios con interesantes actividades, biblioteca y una tienda, este palacete fue una de las tres propiedades de este estilo que el poderoso Manuel Godoy, valido del rey Carlos IV, llegó a acumular en la capital.
Aunque vivió aquí y lleva su nombre, en verdad no fue construido para él, sino para servir de alojamiento al Primer Secretario de Estado, el Marqués de Grimaldi. La obra estuvo a cargo del gran Francesco Sabatini y la época de mayor esplendor fue, cómo no, la de Godoy: lujosa y agitada era la vida que aquí se llevaba.
En 1807, cuando Godoy obtuvo el Palacio de Buenavista, pasó a ser sede del Consejo del Almirantazgo y, más tarde, de la Biblioteca Real, de las Secretarías de Gracia y Justicia, Guerra, Marina y Hacienda... para llegar a ser declarado en 1962 Monumento Histórico-artístico. No dejes de ver la escalera, su rasgo distintivo más característico, grandiosa e importante, todo un atrevimiento en una época (el siglo XVIII) en que este elemento de las viviendas madrileñas aún tenía una importancia pequeña.