Los ricos cócteles, los sillones donde tumbarse relajadamente a descansar y las luces apagadas hacen que este sea el sitio más parecido al Nirvana del distrito. La oscuridad reinante compite con las tenues luces que iluminan retratos y estatuas de buda. El bar está decorado con motivos orientales, pero en su carta de cócteles irrumpen mojitos, daikiris, margaritas y una infinidad más para acompañarlo con las shishas.
El bar suele estar frecuentado por parejas y grupos de amigos que quieren tener un fin de semana tranquilo y volver pronto a casa. Su potente barra, sus camareros simpáticos y sus confortables sillones hacen que sea un sitio muy acogedor.