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Papiroga
© Marcela FalciPapiroga

Descubre a los creadores

Conoce a los artistas que ahora mismo están llevando su creatividad al límite

Time Out en colaboración con Bombay Sapphire
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Chefs, bailarines, músicos, actores... ¡conoce a los creadores más innovadores de la ciudad!

Arquitectura

Ruta por los 8 edificios más singulares de Madrid

Te has recorrido la Gran Vía de arriba a abajo decenas de veces, la zona de Los Austrias la tienes dominada, has paseado por El Retiro millones de domingos y visto atardecer otros tantos en el Templo de Debod. Eres todo un experto en Madrid; en el Madrid típico, claro. Redescubre la ciudad a través de estos 8 edificios que no te dejarán indiferente.
Torres Blancas - Zona Avenida de América
© Daniel Lobo

Torres Blancas - Zona Avenida de América

Conserva su nombre original, porque la intención inicial del arquitecto Sáenz de Oiza era construir dos edificios gemelos. El proyecto se quedó en uno, y ni siquiera del color esperado: la sensación para el paseante es la de observar un enorme árbol de hormigón gris. Su estructura de cilindros verticales, con balcones curvos que bien podrían parecer sus hojas, se eleva hasta los 71 metros de altura, y va a parar a uno de los espacios más llamativos del edificio, su espectacular azotea con piscina. En la entrada, un cartel de “Prohibido pasar” pretende evitar el acceso de curiosos y amantes de la arquitectura, aunque se rumorea que hay quienes para conocerlo se hacen pasar por compradores interesados en una de sus exclusivas viviendas, de más de 700.000 euros.
  • Qué hacer
  • Alonso Martínez
Puede que alguno prefiera ahorrarse la visita al enterarse de que este edificio es hoy la sede de la SGAE, pero merece la pena pararse a observar los abundantes y variados elementos ornamentales de este palacio de 1904, que los más imaginativos describen como un enorme pastel de merengue. El gusto por la decoración excesiva de Grases Riera, su arquitecto, queda evidenciado en la fachada y prevalece en el interior, del que merece la pena destacar su escalera imperial circular y, justo encima, su impresionante cúpula con vidriera.
Torres de Colón - Zona Colón
© Barcex

Torres de Colón - Zona Colón

La materialización de ese dicho que habla de “empezar la casa por el tejado” se halla en pleno centro de Madrid. Se comenzó a construir por la planta 23, a 116 metros de altura, y se terminó en la planta baja. Es conocido popularmente como “El enchufe” por las dos clavijas que sobresalen de su cubierta verde, un elemento que se añadió para disimular las obligatorias escaleras de emergencia, y que une las dos torres idénticas iniciales que hoy son siamesas. Puede que no sea el edificio más bonito de la capital, pero sí uno de los más curiosos.
  • Arte
  • Legazpi
Vale, sí, es posible que este edificio lo tengas más localizado, muy probablemente por haber asistido a alguno de los incontables conciertos y actividades lúdicas que allí se celebran. Este antiguo matadero y mercado de ganados ha experimentado una transformación arquitectónica que hoy permite otorgar al recinto ese uso cultural. Las naves, la plaza, el depósito de agua e incluso la antigua cámara frigorífica se han transformado en un lugar de encuentro para los amantes del arte, la literatura, la música o el cine, sin perder la esencia de lo que fueron.
Antigua embajada británica - Zona de Almagro
© Casa Decor

Antigua embajada británica - Zona de Almagro

Esta moderna construcción circular de los años 60 bien podría haber sido escenario de alguna de las películas de James Bond. Durante 40 años, su fachada redondeada, con elementos geométricos en hormigón y granito, abrigó las cerca de 90 estancias destinadas a la actividad diplomática británica, organizadas en tres plantas y comunicadas por pasillos circulares. Su amplia zona exterior, con piscina y bar incluidos, era utilizada por los trabajadores como zona de recreo. Desde 2009, cuando la embajada se trasladó a la Torre Espacio, el edificio se ha utilizado como emplazamiento de la Feria de Decoración 'Casa Decor'.
  • Salas de cine
  • Lavapiés
Este edificio de estilo modernista es actualmente sede de la Filmoteca Nacional. Conserva los elementos arquitectónicos y decorativos de 1923, aunque a punto estuvo de caer en el olvido. Permaneció cerrado 20 años hasta que en los años 80 el ministerio de Cultura se percató del valor de proteger su estructura y sobre todo su fachada. Así regresaron las proyecciones cinematográficas al lugar, cuyo hall central mantiene la esencia original del Cine Doré: un patio rectangular con balconada coronado con un lucernario.
Escuelas Pías - Zona Lavapiés
© Tamorlan7

Escuelas Pías - Zona Lavapiés

Los alumnos de la UNED que pertenecen a este centro asociado deben de estar encantados, aunque... ¡cualquiera se concentra en medio de este escenario! El actual centro cultural de las Escuelas Pías se divide en un aulario universitario, construido sobre el solar de lo que fue el Teatro Lavapiés, y la imponente biblioteca, ubicada en la antigua iglesia del convento de San Fernando, que fue víctima de las llamas tras el estallido de la Guerra Civil. La primera impresión al llegar al lugar es la de estar observando ruinas, pero lo cierto es que éstas conviven de forma armónica con elementos rehabilitados, restaurados y nuevos. Merece la pena conocer este espacio de acceso libre donde confluyen historia, cultura y belleza.
La Vela - Zona Ronda de la Comunicación
© Zaqarbal

La Vela - Zona Ronda de la Comunicación

En el límite norte de la capital se halla una de las construcciones más llamativas y valoradas a nivel arquitectónico por compleja e innovadora: el edificio principal de la ciudad BBVA. 35 radios de curvatura consiguen darle esa característica forma, que sus trabajadores no tardaron en bautizar como 'La Vela'. Sus 93 metros de altura, distribuidos en 19 plantas, son un ejemplo de sostenibilidad: La fachada acristalada de 49.000 metros que puede observarse desde la A-1 utiliza gas argón como aislante del ruido de los coches; las lamas que cubren las zonas más soleadas favorecen el control térmico; y su estructura es capaz de aprovechar la totalidad del agua que recibe.

Música

Zahara, la 'khalessi' del pop español
© Marina Kaysen

Zahara, la 'khalessi' del pop español

Sí, este es otro artículo que empieza con una referencia a 'Juego de Tronos'. Pero, en este caso, está totalmente justificado. Entre la Zahara que debutó musicalmente en 2009 y la actual media la misma distancia que entre una princesa tradicional de Disney y la khalessi del mundo imaginado por George R. Martin.

Zahara –jiennense de nacimiento, pero afincada desde 2012 en Madrid-, se ha convertido casi sin hacer ruido en lo más parecido a una auténtica estrella de la música que hay en nuestro país. No le ha hecho falta recurrir al sambenito de 'familia de', pese a que es sobrina de Joaquín Sabina, para ascender al firmamento.

No, lo ha hecho a base de madurar el pop luminoso y un poco cuqui 'La fabulosa historia de…', con sintonía de la Vuelta Ciclista a España incluida. En esa canción sobre ruedas cantaba lo de 'Sólo llegué a ver salir aviones, confío en ir volando en ellos, algún día…' Era una muchacha de apenas 26 años, con ganas y personalidad, con una estética muy cuidada. Aquellas primeras canciones sonaban bien pero Zahara parecía en busca de una voz (más) propia que ya se escuchó con una fuerza atronadora en su segundo disco, 'La pareja tóxica' (2012). Menos flores, colorinas y chuches y mucha más amargura, crudeza y verdad: sobre las relaciones de pareja, claro. Este viaje al lado oscuro del amor conquistó inmediatamente a un público más amplio que coreaba eso de 'Tus noches únicas van de la mano de mis noches turbias, no hay dignidad en tu forma de mirarme' ('Camino a L.A.'). La (aparentemente frágil) Zahara daba un paso adelante y, en directo, arropaba su guitarra acústica con el apoyo de una banda. Ya era casi, casi, una Khalessi. Faltaba la última fase de la transformación. Y esa la completa en Madrid, ciudad que la acoge con los brazos abiertos.

Comienzan los shows con 'sold out' de Zahara en salas de referencia como But o Galileo Galilei. Una trayectoria ascendente que se completa en 2015, año en el que lanza su tercer disco, 'Santa', bajo su propio sello, G.O.Z.Z Records, toda una declaración de intenciones. Zahara completa su transformación definitiva, combinando la luz y la oscuridad de sus discos anteriores con un equilibrio, logrado gracias a una gran determinación y confianza en sí misma. Están la luminosidad pop del principio y la oscuridad 'indie' del camino intermedio, a las que ahora se unen arreglos electrónicos y aires ochenteros. Ya tenemos aquí a la reina de dragones. Bromea con el público (el sentido del humor es un arma poderosa y en este aspecto va sobrada), dirige a su banda con mano maestra y su público grita, se enrabieta y enloquece con ella y sus radiografías del amor en la época del whatsapp. 'No era pecado besar sin conocernos, era el milagro que nunca querrán reconocer, asegura en Inmaculada decepción', uno de los temas de su trabajo santero. La nueva Zahara, con una imagen más cuidada y potente que nunca, es capaz incluso de montar el próximo otoño su propio minifestival, La Santísima Trinidad: tres conciertos diferentes en una misma ciudad en tres fechas distintas y en las que se mostrará desde sola, acompañada únicamente por su guitarra, a arropada por una gran banda de rock. Si le preguntan por sus influencias, suelta una retahíla de nombres con los que hacer una apetitosa lista de Spotify: Death cab for cutie, Beach House, Wilco… Y en cualquiera de sus conciertos puede percibirse cómo las asume, las interioriza y las plasma desde su sensibilidad personal.

Resumiendo, ¿es Zahara la gran estrella femenina que le faltaba a la música española actual? Si preguntamos a los miles de 'zaharers' que abarrotan sus conciertos tendremos la respuesta. Y lo mejor de todo, es que lo ha logrado sin tener un plan trazado de antemano, predeterminado, tan solo siendo ella misma: una mujer diferente en cada momento. 'No pararemos a dormir, bailarás, mi rubia, para mí. Hoy has vuelto a salvarme la vida y tú sin enterarte, sin enterarte tú, sin enterarte tú…' ('Caída libre') Zahara/Khalessi guía y sus dragones la siguen.

Gastronomía

Los nuevos reyes de Madrid: hay vida en los fogones más allá de Dabiz

Lograr una estrella Michelin, apostar por la filosofía de km 0, poner en valor el producto de la comunidad y, por supuesto, aportar personalidad a los platos. En una capital gastronómica como Madrid hacen falta muchos requisitos para hacerse un hueco. Cuna de nuevos talentos en los fogones, la estimulante oferta culinaria de la ciudad está más viva que nunca y recibe con los brazos abiertos a una nueva hornada de chefs, valientes y decididos, que en poco tiempo han conseguido que todo el mundo hable de sus hazañas en la cocina. En Madrid hay otros Dabiz Muñoz que no necesitan llenar de faltas de ortografía su nombre para hacerse notar. Atravesamos las fortalezas culinarias que acogen a los nuevos reyes del mambo gastronómico.
  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Cocina creativa
  • Austrias
  • precio 3 de 4
  • Crítica de Time Out
La cocina de Samy Alí, madrileño de origen sudanés y curtido en Shanghai y Sudán, es tan ecléctica como su chef, incluso un poco punk, con sabores muy potentes y presentaciones de platos realmente sorprendentes. Su salto a la Plaza de Oriente desde Valdemorillo fue necesario para acercarse a un público ávido de frescura culinaria, requisito imprescindible para entender la experiencia gastronómica que el equipo define como “cocina de fusión planetaria”. Y es que sentarse a la mesa de este pequeño local de aire vintage es ver en vivo y en directo cómo Alí da rienda suelta a imaginación, mestizaje y pasión. No tiene carta pero sí tres puestas en escena: una de seis pasos (para cuando hay prisa), otra de nueve (perfecta para adentrarse en su universo) y otra de once (para disfrutar con calma). 
Amnistía, 10. 
91 173 98 88
  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Cocina creativa
  • Barrio de las Letras
  • precio 2 de 4
  • Crítica de Time Out
Son los artífices de uno de los mayores éxitos gastronómicos de los últimos años en Madrid. Javier Goya, Javier Mayor y David Alfonso abrieron Triciclo como una casa de comidas contemporánea en julio de 2013 en el barrio de Las Letras y hoy tienen las mesas llenas y una modesta lista de espera de varias semanas para cenar un viernes o un sábado. El secreto de su éxito no es otro que ofrecer una cocina sabrosa y bien ejecutada. Tanto en Triciclo como en Tándem, su hermano pequeño situado en la misma calle y con el que comparte espíritu rebelde. Cocina fresca y fácil con una fórmula más casual, horario continuado, sin reservas y a un precio bastante razonable.
TriCiclo. Calle Sta. María, 28. T. 91 024 47 98 
Tándem. Santa María, 39. T. 91 016 80 67
  • Restaurantes

Después de más de 10 años dedicada al mundo de la moda, Begoña Fraire ha decidido dar un paso más en lo que es su verdadera vocación, la gastronomía. Un sector al que lleva ligada desde hace doce años, cuatro de ellos tras la dirección y la supervisión de la cocina de Seis Ocho. Fue en el Basque Culinary Center donde conoció a uno de los grandes maestros e inspiradores, Luis Arrufat, al que se suman Ricard Camarena o Joan Roca. Sencillez, sabor y pasión definen el trabajo de esta joven chef cuyo marcado gusto estético se refleja en platos artísticos que son como cuadros comestibles que ella afirma ‘pintar’ con productos de temporada cuidadosamente seleccionados, y que nos invitan a viajar a través del paladar. Pura elegancia femenina en forma de menú equilibrado, fresco y sin pretensiones, pero también innovador y sostenible.
Albasanz, 68. 
91 327 36 07.

  • Restaurantes
  • Centro
  • precio 2 de 4

Son los hipsters de la gastronomía madrileña. En 2009 abrieron la taberna Arzábal en el barrio del Retiro, con seis mesas y una barra para veinte personas, que aún hoy sigue siendo un fiel reflejo de sus expectativas. Tradición y modernidad al servicio de una cocina actual con base clásica que, casi por aclamación popular, les llevó a abrir un año después una segunda taberna a escasos metros de la primera. Un sueño cumplido en tiempos de recesión, aseguran. Y no han parado aquí. A día de hoy, después de convertir sus tabernas en todo un referente en Madrid e instalar una tercera en la terraza del Museo Reina Sofía, también tienen Lovnis, donde reinterpretan el concepto de bar de los 80 y aquellos platos combinados, y A Japanese Kirikata, una taberna japonesa con una exótica carta de coctelería non stop, siempre con esa capacidad tan suya para mantener un alto nivel gastronómico en un ambiente divertido, informal y dinámico.
Menéndez Pelayo, 13
91 557 26 91

Javier Bonet. Sala de Despiece y Muta
  • Bares y pubs
  • Bares de tapas
  • Chamberí
  • precio 2 de 4
Rey de Ponzano e impulsor del #ponzaning (acción y efecto de tapear por dicha calle), Javier Bonet revolucionó lo que hasta ahora conocíamos como tapeo con su Sala de Despiece. De abuelo pescador y padres carniceros, este mallorquín sabe apreciar la calidad y la autenticidad del producto, y esa es la base de su propuesta. En menos de 50 metros y alrededor de una barra desnuda, si conseguimos un hueco disfrutaremos (de pie) de platillos basados en el sabor original de la materia prima, sin florituras y sobre papel parafinado. Un ambiente moderno pero alejado de ‘postureos’ que continúa en Muta, justo en frente. Un local que parece un almacén y que va, literalmente, mutando para acoger entre sus mesas aromas y sabores de diferentes cocinas del mundo. Ponzano, 10-11. 
T. 91 752 61 06

Moda

Artistas joyeros de Madrid

Las joyas tienen el poder de hacer sentir único a quien las luce. Y también a quien las hace. El diseño de esas pequeñas piezas que adornan nuestros 'outfits' y que en ocasiones pueden hacernos sentir extraordinariamente especiales, puede llegar a ser también un tipo de arte en manos de creadores cuyo gran talento es transmitir ideas y emociones a través de collares, pendientes y anillos. Descubrimos a tres orfebres de hoy cuyas colecciones son mucho más que meras piezas ornamentales.
Los ‘eco-collares’ de Yiyí Gutz
© Yiyí Gutz

Los ‘eco-collares’ de Yiyí Gutz

Joyas hechas a mano con ramas caídas de los árboles. Este es el bonito y sostenible proyecto de Yiyí Gutz, una artista comprometida con el medio ambiente, el reciclaje y defensora de lo artesanal y del DIY, cuyos ‘eco-complementos’ son elaborados con mucho mimo siguiendo la filosofía del 'slow fashion'. Con el nombre de ‘On Wood’ Yiyí da una segunda vida a cada tronquito haciendo piezas únicas, frescas y coloridas, irresistibles para lucir en cualquier ocasión. No existen dos iguales. Las ramas quedan limpias, sin corteza, después de que ella misma la quite a mano con navaja, recordando a la madera erosionada por el mar que encontramos en la playa. Después las combina con bolitas de cristal de Swarovski, jugando con lo natural de la rama y la sutileza del cristal, para dar lugar a pendientes y collares montados en plata de ley o plata bañada en oro. El origen de cada ramita es muy variado, puede ser un parque, un bosque o una calle. Lo curioso es cada pieza tiene su propia Denominación de Origen para que se sepa a qué zona de España pertenece.
La cerámica hecha joya de Julieta Álvarez
© Mamen Fajardo

La cerámica hecha joya de Julieta Álvarez

Muy ligada desde siempre al mundo de la moda, Julieta Álvarez ha conseguido dar a conocer sus joyas hechas con cerámica en países como Francia, Bélgica, Alemania, Japón y Australia, desde su taller de Madrid. Cada una de sus delicadas piezas pasa por un proceso gradual de modelaje, esmaltaje y cocción en horno antes de pasar a la preparación de los collares, anillos, pendientes y pulseras. El barro impone sus tiempos y obliga a hacer las cosas con el mayor detalle y mimo, y eso es lo que más aprecia Julieta. El trabajo en equipo es imprescindible para la firma a la hora de lograr un producto final único, por esta razón cada miembro del mismo, formado en su totalidad por mujeres que trabajan juntas en el 'atelier', tiene su responsabilidad y tarea concreta en la producción de las piezas.
Papiroga y sus accesorios emocionales
© Marcela Falci

Papiroga y sus accesorios emocionales

Papiroga nace del desencanto de la diseñadora Estefanía de Oliveira, la ingeniera Leire Urzaiz y el experto en posicionamiento de marcas Daniel Coma-Cros, sobre lo que veían a su alrededor: firmas sin alma y sin vínculo emocional con el consumidor, y diseños que no adoptaban riesgos, repetitivos y monótonos, más orientados a asegurar la cuenta de resultados que a revolucionar y reinventar el territorio. Su marca es pues un intento de desarrollar un espacio que antes no existía, con una personalidad, atributos y valores diferentes a todo lo que se había hecho hasta entonces: diseños únicos, nunca antes vistos (ya sea en la creación de nuevas categorías o formas, en el uso del color, los materiales o el propio modo de ponerlos) que devuelven la emoción al consumidor y aportan valores como la autenticidad, la alegría y la naturalidad desacomplejada para cambiar definitivamente el modo de vivir y sentir los complementos. ‘Accesorio-terapia’ en forma de maxi-collares, maxi-baberos, maxi-pendientes y maxi-broches originales y repletos de color capaces de arrancarnos una sonrisa una tarde insoportable de trabajo y que hoy contagian a través de su web, tiendas multimarca repartidas por todo el planeta y su 'showroom' de la calle Fernando VI de Madrid.

Teatro

Tomando las riendas, asumiendo el talento

Dicen de Madrid que es la capital teatral española. Dicen que porque están los musicales de la Gran Vía, porque están los grandes centros de producción pública, porque están los templos consagrados a las viejas glorias. Lo que no dice nadie y te vamos a contar nosotros, es que Madrid también es la capital de la vanguardia escénica.

En los últimos tiempos hemos asistido a una explosión de talento e innovación en la danza y en el teatro con la incorporación de nuevas generaciones y gentes venidas de otros países, que encuentran en Madrid la libertad creativa que se respira siempre en las calles de la capital, asumiendo riesgos, mirando cara a cara al abismo de lo desconocido, estímulo y fusión, osadía y valor.

No estamos ante un movimiento organizado, no hay una generación con nombre mediático. Sencillamente, la gente tiene ganas de darle espacio a la imaginación, que es el gran patrimonio de los artistas que conviven en un país en crisis que le da la espalda a la cultura y al que solo le interesa celebrar a los que murieron hace 400 años. Se trata del aquí y el ahora, de contarnos lo que nos está pasando, de darle la forma que uno quiera, no la que dicten los directores de marketing. Forma de danza contemporánea, de comedia disparatada, de investigación formal o de teatro-fusión, que es el único que está realmente vivo.
© Javier Naval

El teatro de Carlota Ferrer es un buen ejemplo. Coreógrafa y directora, está llamada a devolverle a Europa todo lo que Europa le ha enseñado. Creadora con todas las letras, de las que estudiarán los alumnos de dirección escénica del futuro, genera artefactos donde, como en lo último suyo que hemos visto en el Teatro Español ('Alma y Cuerpo'), la poesía, la música, el arte, la danza, el teatro y hasta la filosofía se acomodan con armonía. Formando tándem con el dramaturgo José Manuel Mora, ha cuajado otros espectáculos ('La melancolía de King Kong', 'Los nadadores nocturnos', 'Fortune Cookie') que, como los buenos vinos, ganarán valor y reconocimiento a medida que pasen los años.

Mora es sólo un representante más (nada menos) de un grupo de hombres y mujeres nacidos en la década de los 80 que está llevando la dramaturgia española a una revolución sin precedentes. Junto a él, María Velasco, Alberto Conejero, Antonio Rojano, Sergio Martínez Vila, Carolina África, José Padilla, Denise Despeyroux, Juanma Romero Gárriz, QY Bazo o Lucía Carballal. Nos podríamos detener en cada uno de ellos –y otros muchos, que hay mogollón- pero lo haremos en los dos últimos.

Los hermanos QY Bazo (Quique y Yeray) forman parte del colectivo Nuevenovenos, que le dan tanto al escenario como al audiovisual. Los Bazo le asestaron un puñetazo al sistema con la estupenda 'Nada que perder' (co-escrita con Romero Gárriz, con quien suelen currar bastante), que volverá en septiembre a la sala Cuarta Pared, donde nació la obra. Y en el Frinje de este verano han hablado de los atentados del Charlie Hebdo en 'Tres días sin Charlie'. Un teatro directo y cargado de motivos y significados.
©marcosgpunto

Y de Lucía Carballal empezaremos a oír hablar más de ahora en adelante, porque sus dos últimas comparecencias en la cartelera madrileña han sido demoledoras, por calidad, por rabiosa contemporaneidad, por manejar el bisturí dramatúrgico con una absoluta precisión para retratar la sociedad actual. Ella también forma dúo creativo con otra persona, el también autor y director de sus dos últimos montajes, Víctor Sánchez. La individualidad nunca cotizó en los mundos del teatro, y menos ahora. Juntos nos han regalado 'A España no la va a conocer ni la madre que la parió' y, lo más reciente, 'Los temporales'. Nadie ha hablado de la esclavitud feliz del siglo de las oficinas inteligentes como estos dos en esta obra. Brutal. 

Como brutal ha sido la deconstrucción de la soledad y la potencia transformadora de la que sin duda es la obra del año en el Off madrileño, 'Yogur/Piano', nacida al calor de las residencias artísticas de Espacio Labruc en Malasaña. Un grupo de cinco jóvenes intérpretes, con Gon Ramos al frente, que llevan a escena un poema de Sigur Rós. Tan experimental como impactante emocionalmente, propone una transformación de la textura y la estructura propia de lo real. Buenos herederos de la compañía La Tristura, que por cierto ha vuelto esta temporada con 'Cine', una auténtica búsqueda escénica para llevar los códigos cinematográficos al terreno de lo teatral. Son, pese a su juventud, decanos de la experimentación, inspiración para una nueva horda de creadores sin complejos. 

© Quique Marí

Y si de inspiración hablamos, hablemos de Pablo Messiez. Actor, autor y director argentino afincado en Madrid, desde que llegó ha inoculado en nuestro teatro tanto amor como inteligencia, porque sus textos y sus montajes están llenos de rincones en los que pararse a pensar y a sentir. Nos ha regalado 'Muda' y 'Ahora', nos ha descolocado con 'Los ojos' y con 'Las palabras'. Nos ha embebido con 'Los brillantes empeños' (junto a Grumelot, otra compañía muy a tener en cuenta, que acaba de presentar la impresionante 'Scratch' en Frinje y con la que vuelve a trabajar para su próximo estreno, 'Todo el tiempo del mundo'). Y nos ha lanzado un hilo al estómago con 'La distancia', que tras llenar 8 días el Teatro Galileo en marzo, seguro que volveremos a ver por aquí. Es necesario. Como lo es todo el torrente de creatividad que remueve las estructuras, férreas y rancias tantas veces, del mainstream teatral madrileño. Champú definitivo para tanta caspa radioactiva.

Álvaro Vicente
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