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La historia del MuMo (Musée Mobile) hace pensar en Neverland, la isla de Peter Pan en donde sólo los niños tenían la entrada permitida. Neverland era territorio prohibido a los adultos, que ya habían perdido la felicidad como estado perpetuo y la capacidad de imaginar. Encontrarla no era tarea fácil. Las instrucciones se limitaban a un 'girar a la segunda estrella a la derecha hasta llegar al horizonte'.

Con MuMo será más fácil. El domingo 21 de diciembre aparca en Matadero Madrid hasta el 24 tras pasar por ciudades como Barcelona. Este museo itinerante con forma de camión desplegable puso en marcha sus motores en 2011. Desde entonces ha recorrido Francia, Camerún, la Costa de Marfil, Bélgica y Suiza para proponer a niños de entre 6 y 12 años una experiencia inédita en arte contemporáneo mediante el descubrimiento de catorce obras artistas relevantes en la escena contemporánea internacional, creadas especialmente para ellos.

En su primera visita a España el MuMo incorpora a su catálogo una cerámica de Miquel Barceló. Cap de Pitbull, la obra del artista de Felanitx, se suma a las obras de Daniel Buren, Paul McCarthy -responsable del conejo inflable que encabeza el camión-, Maurizio Cattelan, James Turrell, Sébastien Cordoleani, Nari Ward, John Baldessari , Ghada Amer, Florence Doléac, Eija-Liisa Ahtila, Pierre Huyghe, Farhad Moshiri y Roman Signer.

Los adultos tendran que conformarse con las obras de Buren, McCarthy y Cattelan, en el exterior del contenedor. Dentro, cuatro salas exhiben pintura, escultura, instalaciones y piezas de diseño concebidas para una experiencia directa con los niños, acompañados de un monitor del museo. El MuMo es un proyecto que nace de la fundación Art à l'Enfance, destinada a acercar el arte a niños y niñas de todas las clases sociales y condiciones con la convicción de que el arte es un medio infalible para romper fronteras y transformar nuestra visión del mundo. El objetivo es proponer a los niños la experiencia de un momento especial: un paréntesis durante el cual los más pequeños se enfrentan a la creación.

En tres años de ruta por las carreteras del mundo, el MuMo ha recorrido 38.000 kilómetros y ha recibido la visita de más de 43.000 niños que podrían ser los artistas de mañana.

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