A veces la sencillez es la clave del éxito. Y en Metro Bistro, aunque han versionado algunas recetas clásicas, han logrado mantener con habilidad ese complicado equilibrio entre las nuevas corrientes culinarias (véase fusión y vanguardia) y los sabores tradicionales. Cuentan con dos locales, con diferentes menús, uno cerca de la Plaza Mayor y otro frente al Templo de Debod. Ambos locales sobrios para no distraer la atención de lo verdaderamente importante: las creaciones del chef Matías Smith.
Su carta está bien compensada en cuanto a selección y extensión. Empezando por su refrescante mojito de apio para abrir boca, no podemos dejar de recomendar los siguientes plato que probamos: sus originales croquetas artesanales, tanto las de pipas como las de mejillón y nécora con un toque ligeramente picante; y los hongos confitados con chalotas y trompeta negra crujiente. El resto del menú, con platos como la raya crujiente con ensalada de escarola y vinagreta de ajo negro o la carrillera ibérica con cacao de la selva, cumplió las expectativas.
Merece la pena destacar su cuidada selección de vinos, una bodega tanto para expertos en esto de la enología como para principiantes e indecisos. Si pertenecéis a este último grupo, existe un menú degustación por 28 € con el que podréis probar los platos más destacados de la carta. Gran relación calidad-precio.