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La noche de las tríbadas

  • Teatro
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

Autor: Per Olov Enquist. Director: Miguel del Arco. Intérpretes: Manuela Paso, Jesús Noguero, Miriam Montilla y Daniel Pérez Prada.

Esta función nos regala, fundamentalmente, dos cosas. La primera es Jesús Noguero. Jesús Noguero libre de fronteras, entregado a un personaje total que fue persona real trascendida de eternidad. Jesús Noguero en feliz y jocoso desparrame interpretativo. Actor de gran experiencia, solvente. Si fuera futbolista, sería el típico jugador que te resuelve la papeleta en cualquier posición del campo. Pero aquí es el ariete –por fin-, aquí es la figura indiscutible, muy bien secundado por otra magnífica todoterreno, que es Manuela Paso. Justo y convincente en el exceso y en el afecto, en la comedia y en la vehemencia. Da vida a un Strindberg tan rotundo en su misoginia como en su genialidad literaria. El escritor sueco era pura contradicción, habitada aquí con maestría por el actor.

El montaje tiene, en general, un ritmo irregular (que hace que a ratos uno quiera mirar el reloj) y la dirección de Miguel del Arco peca a veces de ofrecérnoslo todo demasiado mascado, como si desconfiara en un punto de la inteligibilidad de la obra. Pero esto no pasa de ser una sensación personal y subjetiva, impregnada vete a saber de cuántos imponderables puntuales. Hay decisiones llamativas –de dirección- que parecen nacer de un arranque genial poco meditado, más acertado en mi opinión en el caso del principio “heavy” de Manuela Paso, que en esa especie de flashbacks oníricos que pespuntean la acción. Nada molesta, para ser honestos. Ni siquiera –al menos a mí- el exceso de exabrupto en el texto.

Decíamos arriba que este montaje sobre la obra del sueco Per Olov Enquist, escrita a partir de episodios reales de la vida de August Strindber, ofrece dos regalos. El segundo está en el tema principal que aborda la función: la cuestión femenina, que esperemos que genere, al menos, un cierto debate en los espectadores. De todos es conocida la misoginia del autor de ‘La señorita Julia’, y esta obra pone sobre el tapete el contexto (son los años, también, de ‘Casa de muñecas’ y del portazo de Nora) desde el que muy probablemente salió catapultado el feminismo hacia su decisivo siglo XX. Pero también el logro está en ver en el Strindberg escrito por Enquist y brindado por del Arco y Noguero, una radiografía de la masculinidad más nociva, la del victimismo, donde aflora el miedo infantil que deviene en perversa coraza.

Decir, como dice Siri, la mujer de Strindberg, que éste es “un niño aterrado que pretende ser un gigante”, parece ya un salvoconducto para permitirle a Strindberg todos sus excesos, salidas de tono y conatos de maltrato. Solo por ponernos a los hombres frente a este reflejo de nosotros mismos y por decir a las claras que el feminismo tiene también sus contradicciones, solo por despertarnos a la reflexión y a la revisión en este sentido, esta obra ya vale mucho la pena.

Escrito por
Álvaro Vicente

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