Comercios centenarios en Madrid

Más de 137 años y cinco generaciones después, el legado de José Ramírez I sigue vivo en cada guitarra artesanal de madera que sale del taller que ahora regentan Cristina y José Enrique Ramírez, junto a su tía Amalia Ramírez, una de las primeras mujeres no solo en dedicarse a la construcción de este instrumento sino a innovar en su proceso de creación.

Desde el clásico Panamá a la boina chulapa, no hay modelo que se le resista a  la sombrerería más antigua de España (1832). La familia de Bernardino Abial y Roda sigue fabricando piezas para la venta directa al público desde su también centenaria tienda junto a la Plaza Mayor, pero también aceptan encargos para producciones de cine y teatro.   

151 años de trayectoria convierten a este ultramarinos en el de mayor solera de España. Originalmente se llamaba Casa Pérez, pero Andrés de las Heras decidió comprar la tienda y cambiarle el nombre tras la muerte de su jefe. Son sus descendientes los que a día de hoy siguen vendiendo conservas, legumbres, vinos, dulces...

Fundada en 1880 y reformada en 1939 para la comercialización al público, La Antigua Relojería vende todo tipo de relojes: de pulsera, pared, sobremesa, cuco..., en su mayor parte de origen alemán y suizo. El interior del establecimiento mantiene su cálido ambiente original, con paredes recubiertas de madera, con múltiples relojes de pared y vitrinas con relojes de pulsera. El negocio dispone de su propio taller donde se llevan a cabo todo clase de arreglos.

Detrás de esa fachada desvencijada, en uno de los edificios supervivientes del histórico incendio de la plaza Mayor, hay un negocio abierto en 1834 (los Bober se hicieron cargo de él en 1919) que tuvo entre sus clientes habituales a Tino Casal o la Infanta Mercedes. Hoy son diseñadores y productoras de cine y tv los que se pierden en su trastienda en busca de telas que ya ni se fabrican.

Construido en 1875, bajo la inspiración del parisino mercado de Les Halles de París, La Cebada ha constituido durante años -dada su cercanía a la Puerta de Toledo, uno de los principales accesos a la ciudad-, uno de los puntos de encuentro más importantes para los comerciantes madrileños. Mientras espera que se ejecute un plan municipal que revitalice su actividad, el mercado ha renovado su imagen exterior, llenándola de colorido y convirtiéndose en una de las mayores obras de arte urbano del mundo.