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10.000 km

  • Cine
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
10.000 km
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

He aquí una de las sorpresas más agradables de los últimos meses, una película inesperada y vivificante. Y no lo digo porque no esperamos nada, sino porque el conjunto ha terminado cogiendo una forma potente e intensa, infrecuente en el cine de aquí. No es un film perfecto, ni mucho menos. A menudo se le ven las costuras, y su material tampoco es que sea muy original. Pero esta es la gracia.

Sin querer romper esquemas, el debutante Carlos Marques-Marcet ha conseguido un relato a la vez seco y emotivo, riguroso y libre, un retrato generacional y un melodrama moderno, allí donde el género se transforma para captar algo nuevo. La historia de estos dos jóvenes enamorados pero separados por motivos de trabajo, que sólo se podrán comunicar mediante la tecnología, habla del amor en el siglo XXI pero también de sentimientos y reacciones tan viejos como la humanidad. Y lo hace con una inusitada sabiduría cinematográfica.

En efecto, no son necesarios más de dos actores y un par de decorados para que estas pocas imágenes se multipliquen vertiginosamente. Las pantallas de los ordenadores y los móviles son un sustituto del plano-contraplano, tal como lo son de la presencia física. Y no es que el amor se vaya apagando por culpa de las máquinas, sino que los mil y un espejo de ellos mismos los confunden, los hacen imaginar otras historias, confundir la realidad. Por eso '10.000 km' habla del enamoramiento y los proyectos, y de cómo todo va tomando forma de espejismo a lo largo del tiempo. Quizás este nuevo mundo virtual ha contribuido a complicar, pero en el fondo es la historia de siempre: el amor y su 'timing'; es decir, el cine.

Escrito por Carlos Losilla
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