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A David Trueba le gustan las historias pequeñas. Y si además los personajes son los viejos conocidos que protagonizaron su primera película hace ya 20 años, la sensación de estar viendo una foto familiar se hace más evidente. Fernando Ramallo y Lucía Jiménez eran dos adolescentes que empezaban a vivir cuando los dirigió en 'La buena vida'. Ahora son dos adultos encarando una nueva etapa de esta buena vida, los casi 40 del título. No se trata de revivir nostálgicamente lo que pudo ser. Acompañados de canciones que marcan el paso del tiempo, interpretadas en pequeñas librerías de ciudades pequeñas, esta 'road movie' de los sentimientos se mueve en un terreno que por momentos parece más propio de otro Trueba, Jonás. Aunque no. Solo David puede escribir una canción como la que da título al film. Trueba, David, en estado puro.