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¿Quien quería un 'remake' del clásico animado que Disney facturó en los años 60? Quizás nadie. Y menos aún sabiendo que se trata de una combinación entre animales creados en CGI y un niño real. Pero dejemos atrás los prejuicios. Jon Favreau ha hecho un buen trabajo repensando los mejores gags del original y la oscuridad que desprenden los relatos de Rudyard Kipling. Y ha añadido algunos efectos extraños y maravillosos. No me quito de la cabeza el momento en que los elefantes aparecen de entre la niebla, trompeteando con tanta majestuosidad. Ahora bien, hemos de advertiros de que éste no es el artefacto edulcorado, con tigres abrazables y panteras generosas, que nos ofrecía la versión de dibujos. Por Twitter, alguien se ha referido a esta película como una especie de 'El renacido' para niños. Y con razón.