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Meter los cientos de páginas de la novela de Joan Sales en una película no era nada fácil. Quizá por eso, la adaptación de 'Incerta glòria' se centra especialmente en los personajes de Lluís y de Soleràs, en el amor callado de este último por Trini, la mujer de Lluís, y sobre todo en Carlana, una figura central que desde el principio se nos presenta como una superviviente.
Interpretada por Núria Prims, Carlana habita el universo de los mitos. Es una mujer fatal. Es una mujer araña, como dice Soleràs, y como nos enseña Villaronga mediante el plano detalle de un arácnido tejiendo su tela. Y, sobre todo, es como una bruja, que cautiva a Lluís, que aparece acostada al borde de una rueca y que tiene el cuerpo viejo. De la mano de Carlana, Villaronga encuentra su esencia.
Como ya sucedía en 'Pa negre', 'Incerta glòria' puede parecer, a primera vista -o en sus primeros minutos, al menos-, el retrato clásico de una de las heridas más profundas de la historia del siglo XX. 'Incerta glòria' se adentra en la retaguardia de la Guerra Civil, a fin de desplegar, por último, un relato de deseos y de desamores. Es aquí, en el terreno del melodrama, donde Villaronga se encuentra a sí mismo y donde 'Incerta glòria' se desata. Imágenes como la de Lluís cayendo sobre la cama para masturbarse o la de Carlana mirando la casa de su padre en llamas configuran un imaginario de locura y de pasión, y confirman que Villaronga no acaba de rendirse en favor de las formas más apacibles e inofensivas del cine.