La vuelta al mundo desde Barcelona

Una cuidadosa reproducción de un dinero norteamericano, hasta el punto que el mobiliario se ha exportado de allí. Lo que los diferencia de otros locales similares es que ellos amplían la oferta. No es sólo una hamburguesería, es un restaurante estadounidense con una parrilla para hacer entrecots, costillas y filetes, además de especialidades como el escalope a la napolitana. Eso sí: las hamburguesas, contundentes y con salsas caseras, no decepcionan en absoluto. Y la cocina abre hasta tarde.

Que ahora en Barcelona haya un segundo restaurante kosher-después del Delicias de Santaló-no es casualidad ni moda. Ciudad cosmopolita y punto obligado de visitantes extranjeros, Barcelona lo necesitaba. Pero también judíos residentes, viajeros y sobre todo cruceristas estadounidenses, por no hablar de aquellos que sólo vienen desde Israel para ver el club de su vida. El Barça tenía dificultades para dar de comer según los preceptos de la religión judía.Todo empezó cuando la cardióloga Muriel Brinia y un grupo de alumnos del rabino Daniel Ben Itzjak se cansaron de ir a restaurantes con fiambrera cuando el sacerdote venía de Israel a hacer cursos antes de que creara el Centro judaica de Cataluña. El rabino y la doctora regentan ahora el Kosher Club, solucionando problemas a visitantes, residentes y amigos, y ofreciendo una cocina sencilla, pero de gran calidad. Para los no practicantes, debemos decir que es muy sana y sabrosa."Muchos israelíes llegan un día antes de un partido del Barça y nos visitan, mostrando orgullosos su entrada en el Camp Nou" explica Muriel. "Hemos creado un restaurante kosher con doble certificación: la inicial, cuando se compra la materia prima, la mayoría en París, Praga o Israel-en Barcelona sólo funciona una pequeña tienda en la calle del Porvenir-, y la mía. Quien no es judío, puede descubrir una cocina poco conocida y disfrutar ", añade el rabino. Para que sea kosher deben seguir preceptos como no mezclar carne y lácteos (ni siquiera en la nevera)

Es un placer volver a encontrarse con la verdadera cocina vietnamita, sencilla y sabrosa, con una visita al Pho, auténtico bar y restaurante representante de la cocina del sureste asiático. Se trata de una cocina que no sólo es gustosa, si no que también es sana y fresca. Destaca entre las otras cocinas orientales, como la china, por ejemplo, porque utiliza menos fritos, o la tailandesa, porque no abusa del picante. El picante, en los platos vietnamitas, más que un impacto es un sabor intenso en la boca, quizá matizado por la abundancia de hierbas que intervienen en los platos, como la menta –gran protagonista –, la albahaca o el cilantro que dosifican muy sabiamente. En las orillas del río Mekong, naveguen unas señoras que van preparando platos en sus barcas, fundamentalmente sopas, para que se puedan probar en las riberas. La sopa es la principal protagonista del Pho (nombre de las sopas), donde Haí Nguyen cocina con el mismo arte y gusto exquisito con el que ha decorado su pequeño recinto de dos plantas, con el fucsia, el verde y el blanco dominantes por su buena capacidad para crear hambre, según los estudiosos de los colores... Buen apetito se debe tener para saborear una 'bún bò hue', una sopa muy gustosa, picante, con aroma de hierba de limón con ternera y cerdo. Por si el comensal lo desea, viene acompañada de más guindilla picante, brotes de soja y dos tipos de cilantro. Antes hemos probado los rollitos 'cha giò' o rollitos de primavera, con carne picada, fideos y

Suecia no es un país de vinos, pero sí dispone de una gran variedad de bebidas alcohólicas de calidad. En Pappa Sven descubriréis la cerveza sueca o su sidra, mucho más dulce que la nuestra, y una serie de orujos que os harán salir de allí cantando.

El primer restaurante húngaro abierto en Barcelona ofrece una gran cocina —todavía muy desconocida— y platos como el gulasch (presentado más como una sopa que como un guiso) y un estofado de ciervo exquisito, refinado y sólido. Descubrid los buenos vinos húngaros.

En el piso de arriba del centro comercial Diagonal Mar, este restaurante de especialidades coreanas y japonesas ofrece platos calientes y un sushi muy digno.

Un restaurante argentino de alta categoría, con carnes de todo el mundo y pasta hecha a mano. A menudo lo frecuentan caras conocidas del deporte. Uno de los propietarios es el ex jugador del Espanyol, Martín Posse.

A los amantes de la antigua cocina rusa o ucraniana en Barcelona uno de los pocos consuelos que les queda es sentarse en el Yalta Crimea. No es poco consuelo: su sopa borsch o sus golubtsy son inmejorables.

Antes bodega Fortuny, este local minimalista de una inglesa y un australiano se define como un gastropub. Podréis encontrar receteas originales y deliciosas, con influencias británicas, italianas o catalanas, pero siempre muy originales. Buenos desayunos, dulces y salados, e imaginativos platos como el fried rabbit, es decir, conejo frito y rebozado al estilo norteamericano. Excelentes postres caseros.

El hermano gemelo del restaurante Kathmandû es, como no podría ser de otra manera, idéntico: cocina nepalí tradicional, con platos como el pavo marinado en yogurt y jengibre y cocinado al horno tandoori.