Fui al Manduka atraído por las bondades que había oído sobre su menú. Y, en efecto, sorprende. Proponer un menú diario y hacerlo de calidad demuestra interés y consideración con el comensal que sepa apreciarlo. Tuve suerte porque era jueves y había sartén. El Manduka, que es la continuación del antiguo Picus, está ganando fama gracias a dos arroces, el de gamba roja y el negro. El primero era en el menú de menos de 13 € y me llevó a los arroces de barcas de pescadores ibicencos, un gusto que había perdido y que buscaba desde hacía tiempo.
El buen hacer de Albert Ortiz, joven chef con experiencia en Singapur, se demuestra con su oferta diaria y una carta, no extensa, pero muy interesante y con precios nada exagerados. Diariamente hay alguna propuesta 'de régimen', como el mix de verduras al vapor con romesco, y también platos casi fijos, pero constantes rotaciones. Hay una breve carta de tapas, diferentes y originales, y entrantes atractivos como una burrata de Pulla con samfaina. En su carta, además de los arroces, también vale la pena tener en cuenta su bistec tártar. El vino se puede pedir a copas y propone una carta de vinos equilibrada y con sorpresas, como un rosado, el Sospechoso, de Castilla.