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El porvenir

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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El porvenir
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Pocas veces el cine capta tan bien el ritmo sutil que tiene el relato de una vida

Todo tiene un ritmo, decía un poema de Robert Creeley. Desde las puertas y ventanas que se abren y se cierran hasta el campo que se seca o la lámpara que se funde bajo un porche. Mia Hansen-Løve sabe escuchar este murmullo de la tierra mejor que nadie. Pienso en la escena final de 'Un amour de jeunesse', donde veíamos a aquella chica con un vestido de verano que iba por las orillas del Loira dando golpes con un palo para ahuyentar las serpientes, con el viento arrancándole el sombrero de paja mientras la música de Johnny Flynn nos mecían hacia los créditos finales.

Son los mismos aires sutiles que ahora mueven las hojas de los árboles en 'El porvenir', quizás la respuesta madura, incluso cerebral, de aquella obra de juventud. Aquí la protagonista es una mujer de mediana edad, una profesora de filosofía interpretada por Isabelle Huppert, con dos hijos y un marido que está a punto de dejarla, y una madre loca con una gata negra que se llama Pandora. Entre el ruido de su intelecto, que no para quieto, y los ruidos de una familia que reclama más que ofrece, llega a encontrar una calma de balneario en el que se siente más libre que nunca.

La película comienza con una visita a la tumba de Chateaubriand y termina con el olor de la pularda de una cena de Navidad en familia. Entre estos dos instantes, de placidez crepuscular, Hansen-Løve despliega un relato de pasiones sosegadas, en el que los años resbalan sobre las personas como lágrimas en un impermeable y las malas noticias no hacen más daño que el canto de un grillo. Claro que las aguas van bajando montaña abajo, pero el río siempre suena con el mismo canto.

Escrito por
Josep Lambies
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