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El signo + del título se queda corto. Esta apología del 'smash up' es un palimpsesto de géneros antitéticos: al clásico 'heritage drama' se añade una capa de cine de zombis y otra de 'wuxia'. La intención es reflejar el estricto clasismo de la sociedad británica: por cada aristócrata estirado (o por cada aspirante a la ascensión social) habrá un zombi dispuesto a comerse su cerebro. El problema es que la lectura ideológica de tan alocado punto de partida –con comentario feminista incluido– parece hecha a posteriori, para justificar un gazpacho de buenas maneras y decapitaciones que tiene menos sal y pimienta de lo que nos gustaría. Cuando se supera la sorpresa que depara la mezcla entre Jane Austen, la putrefacción de la carne caníbal y la disciplina Shaolin, es fácil pelar la cebolla del truco de magia.