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Un robot, un viejo y la amistad que se establece entre ellos. 'Un amigo para Frank' sería algo así como ciencia-ficción doméstica con corazón. Los avances en la relación entre las máquinas y los humanos dan paso en esta película a una historia muy tierna (que no quiere decir afectada) sobre la soledad, la vejez y la necesidad de comunicarnos y de establecer vínculos emocionales con aquellos que nos rodean. También sobre el verdadero significado de estos lazos cuando se trata de relaciones familiares (trazadas aquí de la manera más delicada, especialmente la de padre-hijo), así como el pasado, la memoria y la imposibilidad de aferrarse a los recuerdos. De esta manera, las pequeñas y divertidas aventuras delictivas en las que se meten Frank y su fiel compañero, van dejando por el camino un poso de tristeza tibia, de emoción serena. Un equilibrio que consigue esta modesta opera prima que consiguió el Premio del Público en el pasado Festival de Sitges.