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Después de 'Frozen', para Disney esto es un indudable paso atrás. En todos los sentidos. No es un buen relato para niños, ni tampoco una película con un subtexto social potente. Y los protagonistas son unas avionetas oxidadas, incapaces de alzar el vuelo, que están a punto de ir al vertedero. Se hace difícil imaginar que una parábola de la jubilación como esta emocione a un niño de ocho años. Y sí, se podría haber dicho lo mismo del abuelo gruñón de 'Up', pero todos sabemos que eso era un triunfo en cuanto a la caracterización, animación y gestos de guión, virtudes que aquí no encontraréis por ninguna parte. Mención especial merece la banda sonora, una música ligera deprimente, que no levanta el ánimo ni de broma.