Bendita calamidad

El primer largometraje del bilbaíno Gaizka Urresti es una oda a Aragón. Sí, a Aragón y sus costumbres, tradiciones, folclore y al carácter de su gente. También es un reflejo de la España de la crisis, de la precariedad económica, los escándalos políticos, de los chanchullos y la negligencia ética.

A partir de ahí, construye una sátira con tonos esperpénticos que nos lleva por diversos géneros, el cine criminal, la 'road movie', el misterio, siempre a través de modulaciones cómicas y gags. Recuerda en su concepción a 'El mundo es nuestro', esa pequeña película de dos pobres parias que intentan atracar una sucursal bancaria para erigirse en héroes justicieros.

Puede que su realización sea un poco tosca y su espíritu demasiado 'trash', pero consigue, gracias a su ecléctico reparto, erigirse como una simpática farsa.