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¿Es posible filmar una película bélica en base a distancias cortas y primeros planos? La respuesta es 'Billy Lynn', el último trabajo de Ang Lee, que cuenta la historia del 'héroe' del título a partir de su aparición, acompañado de sus compañeros, en un espectáculo durante el día de Acción de Gracias, momento que le sirve para recordar la traumática experiencia armada en Irak y la relación con la familia. Lee concibió el filme en 3D y una altísima definición, aunque lo que encontraréis, más que una cinta de acción, es una reflexión y un experimento. La reflexión es tan evidente que chirría desde el primer instante, ofreciéndose como una especie de parábola antimilitarista más bien llana y superficial: la guerra como espectáculo, el sueño americano como espejismo, el heroísmo como construcción mediática. Y el experimento, incluso visto en condiciones normales, termina en la distorsión y el estruendo –rostros que llenan la pantalla, perspectivas imposibles–, aunque es digna de apreciar la tenacidad con la que Lee intenta renovar el género, con una puesta en escena esforzadamente estilizada.