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Tiene 'Brick Mansions' el toque ineludible que Luc Besson da a todas sus producciones: acción y adrenalina, testosterona por un tubo, explosiones y situaciones un poco desaforadas e historia de naturaleza tan imposible como eficaz. Tiene además esta película la triste coincidencia de que fue la última rodada por el malogrado actor Paul Walker antes de fallecer en un accidente de coche, lo que le otorga un valor más nostálgico. Aunque en realidad, la película no tenga nada que ver con eso y sea un vehículo para el lucimiento viril de sus protagonistas y para el desarrollo de una historia criminal con bastante potencia visual y desfase narrativo.
'Brick Mansions', como curiosidad, es la adaptación para el mercado internacional de la primera película de Pierre Morel (el de 'Venganza'), titulada 'Distrito 13', que a su vez era una especie de homenaje a '1997: Rescate en Nueva York '(1981), de John Carpenter. Por ahí van los tiros. Un producto rediseñado para las nuevas audiencias que siempre piden más armas, más violencia 'hardcore' y más acción. Nada nuevo bajo el sol, eso sí, entretenida es un rato.