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"De repente, todo se ha convertido en una metáfora”. Lo dice alguien a quien se le ha muerto la mujer en un accidente de coche y es incapaz de sentir nada. Lo pinchan y no sale sangre. Así pues, interpreten el título: hay muchas demoliciones –de una nevera, de un ordenador, de una casa de diseño- pero la única que importa es la de un alma que no entiende el mundo. El resultado parece la mezcla de una película de Medem y González Iñárritu.
Por suerte o por desgracia, la sensación de extrañeza que transmite Jake Gyllenhaal – que desde 'Donnie Darko', parece encasillado en papeles de 'freak' enajenado- ha hecho que 'Demolición' parezca más honesta de lo que piensa ser. Al menos Jean-Marc Vallée, más 'arty' que en la lamentable 'Dallas Buyers Club', llega a una conclusión sorprendente: una máquina expendedora de barritas energéticas te puede señalar el camino hacia la redención.