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Gillespie tuvo un momento semiglorioso cuando rodó 'Lars y una chica de verdad'. El resto es todo moco de pavo, fanfarronería yanqui camuflada bajo los supuestos transgresores de la Nueva Comedia Americana. Y aquí, ni eso. Jon Hamm, sin Lucky Strike ni brillantina, es un agente deportivo que se va a la India con la idea marciana de convertir a dos jugadores de cricket en 'pitchers' de béisbol. Y vuelve a Los Ángeles con unos pobres muchachos recién caídos del árbol que no saben ni lo que son unas escaleras mecánicas. ¡Suerte que han llegado a la tierra de las oportunidades! Perdonadme el sarcasmo. El manual de autosuperación ya me produce bastante tedio. Si encima viene con ínfulas paternalistas de caridad hacia el Tercer Mundo, ciao. P.D .: ¿Cómo puede ser tan terriblemente larga?